LA PASCUA
La Pascua esa fiesta cristiana que celebra la resurrección de Cristo ha ido perdiendo fuerza, en estos últimos tiempos, porque indudablemente la religiosidad ha dejado de ser casi una obligación para dar paso a la libertad de creencias y para que la sociedad se manifieste a confesional, de manera que cada uno decida cual es su postura personal hacia esta manifestación de la religiosidad o de sentimientos espirituales.
Esto, que a mi me parece justo y coherente ha empezado a poner de manifiesto que hay actuaciones que demuestran que esa libertad religiosa se ve atacada por las tendencias contrarias de manera que se insulta y se ofende a los que defienden su religiosidad invadiendo una capilla de forma irreverente y semi desnudas o intentando prohibir los desfiles procesionales que son tradiciones arraigadas en nuestro país, desde tiempo inmemorial, con lo cual está claro se ataca directamente a esa libertad de culto que es lo ideal y lo aconsejable.
Cada uno que elija cual es su predilección en este asunto pero que no interfiera u obstaculice la opción religiosa o atea de los demás. Porque parece que hay quien olvida que la libertad consiste en que nadie debe hacer algo que perjudique al otro, pues si olvidamos ese principio fundamental nos hemos cargado la libertad y la democracia.
Yo recuerdo la Pascua de mi niñez y adolescencia en Fuensanta que para nosotros significaba que íbamos al Calvario a comernos el tradicional hornazo o a la fuente de los hornos donde se montaba una fiesta y se establecían puestos, juegos y chiringuitos, para amenizar las jornadas festivas, era un periodo en el que salíamos del letargo invernal y empezábamos a disfrutar de la naturaleza, a buscar a las chicas y a saborear la primavera que nos abría nuevas expectativas y nuevas ilusiones.
Otra cosa que recuerdo es que cogíamos allozas de los almendros, o sea almendras incipientes, que son verdes y se comen con cáscara y todo constituyendo todo un manjar., aunque la verdad es que si te pasabas un poco después la tripa se te retorcía porque las allozas son muy indigestas.
Que cada uno celebre su pascua como mejor le venga en gana pero que nadie fastidie la pascua de los demás.
La Pascua esa fiesta cristiana que celebra la resurrección de Cristo ha ido perdiendo fuerza, en estos últimos tiempos, porque indudablemente la religiosidad ha dejado de ser casi una obligación para dar paso a la libertad de creencias y para que la sociedad se manifieste a confesional, de manera que cada uno decida cual es su postura personal hacia esta manifestación de la religiosidad o de sentimientos espirituales.
Esto, que a mi me parece justo y coherente ha empezado a poner de manifiesto que hay actuaciones que demuestran que esa libertad religiosa se ve atacada por las tendencias contrarias de manera que se insulta y se ofende a los que defienden su religiosidad invadiendo una capilla de forma irreverente y semi desnudas o intentando prohibir los desfiles procesionales que son tradiciones arraigadas en nuestro país, desde tiempo inmemorial, con lo cual está claro se ataca directamente a esa libertad de culto que es lo ideal y lo aconsejable.
Cada uno que elija cual es su predilección en este asunto pero que no interfiera u obstaculice la opción religiosa o atea de los demás. Porque parece que hay quien olvida que la libertad consiste en que nadie debe hacer algo que perjudique al otro, pues si olvidamos ese principio fundamental nos hemos cargado la libertad y la democracia.
Yo recuerdo la Pascua de mi niñez y adolescencia en Fuensanta que para nosotros significaba que íbamos al Calvario a comernos el tradicional hornazo o a la fuente de los hornos donde se montaba una fiesta y se establecían puestos, juegos y chiringuitos, para amenizar las jornadas festivas, era un periodo en el que salíamos del letargo invernal y empezábamos a disfrutar de la naturaleza, a buscar a las chicas y a saborear la primavera que nos abría nuevas expectativas y nuevas ilusiones.
Otra cosa que recuerdo es que cogíamos allozas de los almendros, o sea almendras incipientes, que son verdes y se comen con cáscara y todo constituyendo todo un manjar., aunque la verdad es que si te pasabas un poco después la tripa se te retorcía porque las allozas son muy indigestas.
Que cada uno celebre su pascua como mejor le venga en gana pero que nadie fastidie la pascua de los demás.