El alumno
Yo era un alumno muy aplicado, al menos me fijaba mucho, aunque no sirviera pa "na", me quedaba embelesado leyendo pa mis adentros las fábulas de Samaniego y los verso de Galán, tanto era así, que un día el profe me dijo... tú, serás de letras, Buen ojo el del profe, casi acierta, y así, mi primer trabajo fue aprendiz de cajista, lo más relacionado con las letras que se podía encontrar, cuando me di cuenta del error, ya era tarde y para seguir en contacto con las "otras letras", me iba los sábados a trabajar gratis a un escenario de artistas de teatro en la Iglesia Parroquial, allí, metido debajo del escenario. le dictaba el guión al artista de tres al cuarto que llenaba la función. Más tarde cambié las letras literarias por las letras de fandangos, eso era cuando tenía un chorro de voz y unos amigotes de las Huelvas y las Málagas, que a la fuerza querían que yo fuese andaluz, con ellos aprendí muchas cosas del flamenco, hasta lo llegue a sentir cono ellos, todo menos el baile de Zapateado, ahí se notaba mucho, a cada taconazo se caían de mi sombrero un puñado de bellotas que me delataban, y yo....-la mar de contento con seguir siendo extremeño.
Yo era un alumno muy aplicado, al menos me fijaba mucho, aunque no sirviera pa "na", me quedaba embelesado leyendo pa mis adentros las fábulas de Samaniego y los verso de Galán, tanto era así, que un día el profe me dijo... tú, serás de letras, Buen ojo el del profe, casi acierta, y así, mi primer trabajo fue aprendiz de cajista, lo más relacionado con las letras que se podía encontrar, cuando me di cuenta del error, ya era tarde y para seguir en contacto con las "otras letras", me iba los sábados a trabajar gratis a un escenario de artistas de teatro en la Iglesia Parroquial, allí, metido debajo del escenario. le dictaba el guión al artista de tres al cuarto que llenaba la función. Más tarde cambié las letras literarias por las letras de fandangos, eso era cuando tenía un chorro de voz y unos amigotes de las Huelvas y las Málagas, que a la fuerza querían que yo fuese andaluz, con ellos aprendí muchas cosas del flamenco, hasta lo llegue a sentir cono ellos, todo menos el baile de Zapateado, ahí se notaba mucho, a cada taconazo se caían de mi sombrero un puñado de bellotas que me delataban, y yo....-la mar de contento con seguir siendo extremeño.