DEMOCRACIA AUTENTICA
El domingo hubo en España unas elecciones auttonómicas andaluzas que, a mi modo de ver, han venido a demostrar que nuestra democracia ha dado un paso gigante hacia su purificación, su autenticidad y su mayoría de edad, que abre unas perpectivas fabulosas hacia un futuro esperanzador donde realmente el pueblo será, sin lugar a dudas, el verdadero artífice y defensor de su futuro.
El día 19 Andalucía demostró a España entera que ella sola es capaz de defender, como nadie, su país y cortar de raiz las veladas intenciones de destrucción, de separatismo, de rebanchismo e independentismo, que se nos ha estado ofreciendo estos últimos años a través de un gobierno, cuyo presidente ha demostrado que cualquier socio era bueno con tal de que él pudiese acceder y mantenerse en el poder.. Y hemos sido nosotros, los andaluces a los que siempre se nos ha tildado de ignorantes, vagos, irresponsables, juerguistas y analfabetos, los que hemos demostrado nuestra inteligencia, nuestra cordura, nuestra dignidad y nuestra valentía y hemos dicho, se acabó, este no es el camino y hay que cambiar el paso.
Nosotros nos cargamos a Napoleón así que aquí va a mandar, en el futuro, la fuerza política que se lo merzca, que se lo curre y que se lo gane, sea del signo político que sea.
Y es tanta la convinción y la conciencia colectiva que las ocho meravillosas provincias andaluzas se han teñido de un solo color, cuando antes ese color en su inmensa mayoría era distindo, y no quiere decir esto que uno y otro color sean mejores o peores, quiere decir que la democracia para ser real, para ser auténtica, tiene que cambiar de color, constantemente, para que el que manda no se sienta siempre invencible y para que entienda que la política no es para que él haga lo que le de la gana sino para que vaya siempre encaminada a buscar el bienestar de sus ciudadanos y la justicia, el órden, el respeto y la integridad de su país.
Ahora hacen falta, cuanto antes, unas elecciones generales, y que gane el color que queramos todos los españoles, que lo acaten y lo respeten esos otros que no se consideran españoles, que nuestro gobierno dignifique las relaciones internacionales y si no lo hiciera, lo tenemos muy fácil, porque a los cuatro años le cambiaremos el color.
El domingo hubo en España unas elecciones auttonómicas andaluzas que, a mi modo de ver, han venido a demostrar que nuestra democracia ha dado un paso gigante hacia su purificación, su autenticidad y su mayoría de edad, que abre unas perpectivas fabulosas hacia un futuro esperanzador donde realmente el pueblo será, sin lugar a dudas, el verdadero artífice y defensor de su futuro.
El día 19 Andalucía demostró a España entera que ella sola es capaz de defender, como nadie, su país y cortar de raiz las veladas intenciones de destrucción, de separatismo, de rebanchismo e independentismo, que se nos ha estado ofreciendo estos últimos años a través de un gobierno, cuyo presidente ha demostrado que cualquier socio era bueno con tal de que él pudiese acceder y mantenerse en el poder.. Y hemos sido nosotros, los andaluces a los que siempre se nos ha tildado de ignorantes, vagos, irresponsables, juerguistas y analfabetos, los que hemos demostrado nuestra inteligencia, nuestra cordura, nuestra dignidad y nuestra valentía y hemos dicho, se acabó, este no es el camino y hay que cambiar el paso.
Nosotros nos cargamos a Napoleón así que aquí va a mandar, en el futuro, la fuerza política que se lo merzca, que se lo curre y que se lo gane, sea del signo político que sea.
Y es tanta la convinción y la conciencia colectiva que las ocho meravillosas provincias andaluzas se han teñido de un solo color, cuando antes ese color en su inmensa mayoría era distindo, y no quiere decir esto que uno y otro color sean mejores o peores, quiere decir que la democracia para ser real, para ser auténtica, tiene que cambiar de color, constantemente, para que el que manda no se sienta siempre invencible y para que entienda que la política no es para que él haga lo que le de la gana sino para que vaya siempre encaminada a buscar el bienestar de sus ciudadanos y la justicia, el órden, el respeto y la integridad de su país.
Ahora hacen falta, cuanto antes, unas elecciones generales, y que gane el color que queramos todos los españoles, que lo acaten y lo respeten esos otros que no se consideran españoles, que nuestro gobierno dignifique las relaciones internacionales y si no lo hiciera, lo tenemos muy fácil, porque a los cuatro años le cambiaremos el color.