VACACIONES 2022
Ayer cenamos en un chiringuito de esos que aún quedan y que tienen muchos años de tradición y de historia.
EL CHIRINGUITO.
Es algo nuestro, algo distinto y original, algo que va como anillo al dedo a nuestra forma particular de ser, abierta, festiva, dicharachera y jocosa, un tanto minimalista y elemental, sin muchas finuras, sin muchos lujos, pero con mucha funcionalidad y al mismo tiempo con un coste económico mínimo para los clientes.
Cuando digo nosotros me refiero exclusivamente a los andaluces porque somos nosotros los que inventamos y mantenemos el autentico chiringuito, dentro de la playa, sobre la arena misma, sin mucha parafernalia ni mucho ringo rango, un armazón de madera, un tejado de cañas o palmeras unas sillas y mesas de madera también, buena música andaluza, flamenca o caribeña para animar la fiesta, a eso le pones gracia, alegría y buen humor y tIenes un auténtico chiringuito de aquellos primeros que se plantaron por todas las playas de Andalucía.
Y allí en principio tú te tomabas una cerveza o un tinto con casera y la comida que traías de casa, después ya vino lo del espeto, lo de la tortilla de patatas, lo de la paella o lo de las gambas. Y según a que hora el cubata, el whisky o el cóctel, pero siempre allí sobre la arena, junto a la playa y con sabor a mar Mediterráneo.
Aún se conservan así en algunos pueblos pero la verdad es que el tiempo los ha modernizado, los ha remozado y refinado, perdiendo algunas de sus iniciales prerrogativas que lo único que han hecho es encarecerlos, adulterarlos y dejar la categoría de chiringuito para convertirse en marisquerías o restaurantes a los que ya no puede llegar todo el mundo que era la principal finalidad de los primitivos establecimientos.
Ha llegado a plantearse el erradicar los chiringuitos, sacarlos de la playa, conventirlos en edificios construidos con materiales firmes para que no sean tan perecederos, y en muchos sitios lo han conseguido aplicando esa normativa contra el chiringuito que nos llegó de la U. E, pero todavía hay quien ha conseguido mantener si primitivo formato, y es una delicia cenar por la noche en alguno de los cientos de ellos que hay en Marbella, junto a la playa, casi tocando el agua desde tu mesa, oliendo a mar y a pescaíto frito o entrecot de ternera pero sobre todo oliendo a Andalucía,
Ayer cenamos en un chiringuito de esos que aún quedan y que tienen muchos años de tradición y de historia.
EL CHIRINGUITO.
Es algo nuestro, algo distinto y original, algo que va como anillo al dedo a nuestra forma particular de ser, abierta, festiva, dicharachera y jocosa, un tanto minimalista y elemental, sin muchas finuras, sin muchos lujos, pero con mucha funcionalidad y al mismo tiempo con un coste económico mínimo para los clientes.
Cuando digo nosotros me refiero exclusivamente a los andaluces porque somos nosotros los que inventamos y mantenemos el autentico chiringuito, dentro de la playa, sobre la arena misma, sin mucha parafernalia ni mucho ringo rango, un armazón de madera, un tejado de cañas o palmeras unas sillas y mesas de madera también, buena música andaluza, flamenca o caribeña para animar la fiesta, a eso le pones gracia, alegría y buen humor y tIenes un auténtico chiringuito de aquellos primeros que se plantaron por todas las playas de Andalucía.
Y allí en principio tú te tomabas una cerveza o un tinto con casera y la comida que traías de casa, después ya vino lo del espeto, lo de la tortilla de patatas, lo de la paella o lo de las gambas. Y según a que hora el cubata, el whisky o el cóctel, pero siempre allí sobre la arena, junto a la playa y con sabor a mar Mediterráneo.
Aún se conservan así en algunos pueblos pero la verdad es que el tiempo los ha modernizado, los ha remozado y refinado, perdiendo algunas de sus iniciales prerrogativas que lo único que han hecho es encarecerlos, adulterarlos y dejar la categoría de chiringuito para convertirse en marisquerías o restaurantes a los que ya no puede llegar todo el mundo que era la principal finalidad de los primitivos establecimientos.
Ha llegado a plantearse el erradicar los chiringuitos, sacarlos de la playa, conventirlos en edificios construidos con materiales firmes para que no sean tan perecederos, y en muchos sitios lo han conseguido aplicando esa normativa contra el chiringuito que nos llegó de la U. E, pero todavía hay quien ha conseguido mantener si primitivo formato, y es una delicia cenar por la noche en alguno de los cientos de ellos que hay en Marbella, junto a la playa, casi tocando el agua desde tu mesa, oliendo a mar y a pescaíto frito o entrecot de ternera pero sobre todo oliendo a Andalucía,