Especial feria.
EL DÍA DE LOS CORTIJEROS
Así se llamaba antiguamente al segundo día de nuestra feria el 25 de Septiembre, no el 23 que siempre fue las víspera, y que este año ha ocupado su lugar..
Entonces existía una gran diferencia entre la forma de vestir, de hablar y hasta en el comportamiento social, de las personas según vivieran o se hubieran nacido en una ciudad, en un pueblo, o en un núcleo urbano pequeño, un anejo o, un grupo de casas o cortijos, diseminados por el campo. Y de una forma totalmente injusta, insultante y despectiva, se empleaba la palabra, cateto contra aquellas personas que procediendo de un lugar o población menor que la que nosotros hubiéramos tenido. Así los madrileños llamaban catetos a los de provincias, los de Jaén a los de Martos, los de Martos a los de Fuensanta y los de Fuensanta a los del Regüelo, la Ribera o el Encinar.
Era así, por mucho que nos duela reconocerlo, ridiculizando a nuestros vecinos y semejantes por diferencias externas que solo demostraban la escasa delicadeza en el trato con los demás y una ausencia total de respeto, de educación y de tacto con nuestros semejantes. Esto que a los jóvenes les puede sonar a chino era lo que hacía que el segundo día de nuestra feria se conocía en el pueblo como el “día de los cortijeros.”
Gracias a Dios, la cultura, a la televisión y al progreso, que ha hecho que todos, vivamos donde vivamos, recibimos la misma comunicación, información y educación ambiental, esa insultante ofensa y descalificación desapareció y hoy ya no existe ninguna barrera que haga distinción ente nosotros según cual haya sido nuestra cuna o nuestro origen.
Ha venido a mi mente este recuerdo porque mañana, según el nuevo horario es precisamente el segundo día de feria de Fuensanta se llenará de gente, de todos los pueblos vecinos, y de todas las aldeas colindantes, todos ellos engalanados como ciudadanos del mundo, y dispuestos a disfrutar a tope, sin ninguna etiqueta insultante, de esa feria tan coqueta, tan chiquita, tan a mano, hasta altas horas de la madrugada, con un tiempo magnífico que les está haciendo, toda ella, y yo, que por desgracia este año no he podido estar ahí, deseo a todos mis colegas los fuensanteños que pasen una feria maravillosa y feliz. Y viva la Virgen de la Fuensanta.
EL DÍA DE LOS CORTIJEROS
Así se llamaba antiguamente al segundo día de nuestra feria el 25 de Septiembre, no el 23 que siempre fue las víspera, y que este año ha ocupado su lugar..
Entonces existía una gran diferencia entre la forma de vestir, de hablar y hasta en el comportamiento social, de las personas según vivieran o se hubieran nacido en una ciudad, en un pueblo, o en un núcleo urbano pequeño, un anejo o, un grupo de casas o cortijos, diseminados por el campo. Y de una forma totalmente injusta, insultante y despectiva, se empleaba la palabra, cateto contra aquellas personas que procediendo de un lugar o población menor que la que nosotros hubiéramos tenido. Así los madrileños llamaban catetos a los de provincias, los de Jaén a los de Martos, los de Martos a los de Fuensanta y los de Fuensanta a los del Regüelo, la Ribera o el Encinar.
Era así, por mucho que nos duela reconocerlo, ridiculizando a nuestros vecinos y semejantes por diferencias externas que solo demostraban la escasa delicadeza en el trato con los demás y una ausencia total de respeto, de educación y de tacto con nuestros semejantes. Esto que a los jóvenes les puede sonar a chino era lo que hacía que el segundo día de nuestra feria se conocía en el pueblo como el “día de los cortijeros.”
Gracias a Dios, la cultura, a la televisión y al progreso, que ha hecho que todos, vivamos donde vivamos, recibimos la misma comunicación, información y educación ambiental, esa insultante ofensa y descalificación desapareció y hoy ya no existe ninguna barrera que haga distinción ente nosotros según cual haya sido nuestra cuna o nuestro origen.
Ha venido a mi mente este recuerdo porque mañana, según el nuevo horario es precisamente el segundo día de feria de Fuensanta se llenará de gente, de todos los pueblos vecinos, y de todas las aldeas colindantes, todos ellos engalanados como ciudadanos del mundo, y dispuestos a disfrutar a tope, sin ninguna etiqueta insultante, de esa feria tan coqueta, tan chiquita, tan a mano, hasta altas horas de la madrugada, con un tiempo magnífico que les está haciendo, toda ella, y yo, que por desgracia este año no he podido estar ahí, deseo a todos mis colegas los fuensanteños que pasen una feria maravillosa y feliz. Y viva la Virgen de la Fuensanta.