NO ES MÁS RICO EL QUE MÁS DINERO TIENE
Cuenta la historia que un buen día de verano, era esperado en un pueblo de Segovia, un hombre humilde que escribía muchos poemas, y allí en ese pueblo tenía un amigo del servicio militar, muy apreciado por este hombre, que empezaba entonces a escribir en periódicos y revistas profesionales. Al mismo tiempo llegó un señor con un gran automóvil, y su pareja, no se si seria su esposa o una amiga, este hombre contrato en el bar de dicho pueblo, una comida copiosa y alimentos de dicho terreno, con su respectivo vino, El día era caluroso, el hombre que escribía y su familia, con la familia del amigo del pueblo, subieron a su bodega, prepararon unas chuletas de cordero de un familiar que tenia ovejas, la forma de asarlas fue ideal, una criba de una maquina aventadora de limpiar grano, fue su parrilla, cogida con cuatro ladrillos de punta, y dentro las brasas, El vino era recién sacado de la cuba, de aquella bodega en la ladera de una cuesta grande. Fue una comida fabulosa, todos los allí que comieron se quedaron contentos y felices, sin faltarles el café de puchero de barro, y otros dulces de la tierra. Sin embargo el hombre rico se asaba de calor en el único bar de aquel pueblo precioso, aquel día el hombre poeta, dedicaba un poema a dicho pueblo, por su generosidad y saber estar, sobre la tierra segoviana de cerca de Sacramenia, No sirve a veces el dinero, aunque Francisco de Quevedo y Villegas, nos dijera poderoso caballero es Don Dinero, no siempre vale ese romancero, Cuando Onassis se moría en un Hospital de Paris, comentó a la enfermera que le cuidaba, que se marchaba de este mundo vacío, eso sí es un drama, con todo el delirio acuestas. El hombre aquel poeta autodidacta, sigue escuchando a su amigo de hace años, y sabe que la amistad vale muchas veces mucho más que el dinero, Dijo este hombre en ese pueblo segoviano, Aunque vivamos en Cuevas en camas nos acostamos, y no tememos tinieblas si los nombres recordamos. Para sentir la alegría en la tierra segoviana, debes tener armonía de cultura castellana. G X Cantalapiedra.
Cuenta la historia que un buen día de verano, era esperado en un pueblo de Segovia, un hombre humilde que escribía muchos poemas, y allí en ese pueblo tenía un amigo del servicio militar, muy apreciado por este hombre, que empezaba entonces a escribir en periódicos y revistas profesionales. Al mismo tiempo llegó un señor con un gran automóvil, y su pareja, no se si seria su esposa o una amiga, este hombre contrato en el bar de dicho pueblo, una comida copiosa y alimentos de dicho terreno, con su respectivo vino, El día era caluroso, el hombre que escribía y su familia, con la familia del amigo del pueblo, subieron a su bodega, prepararon unas chuletas de cordero de un familiar que tenia ovejas, la forma de asarlas fue ideal, una criba de una maquina aventadora de limpiar grano, fue su parrilla, cogida con cuatro ladrillos de punta, y dentro las brasas, El vino era recién sacado de la cuba, de aquella bodega en la ladera de una cuesta grande. Fue una comida fabulosa, todos los allí que comieron se quedaron contentos y felices, sin faltarles el café de puchero de barro, y otros dulces de la tierra. Sin embargo el hombre rico se asaba de calor en el único bar de aquel pueblo precioso, aquel día el hombre poeta, dedicaba un poema a dicho pueblo, por su generosidad y saber estar, sobre la tierra segoviana de cerca de Sacramenia, No sirve a veces el dinero, aunque Francisco de Quevedo y Villegas, nos dijera poderoso caballero es Don Dinero, no siempre vale ese romancero, Cuando Onassis se moría en un Hospital de Paris, comentó a la enfermera que le cuidaba, que se marchaba de este mundo vacío, eso sí es un drama, con todo el delirio acuestas. El hombre aquel poeta autodidacta, sigue escuchando a su amigo de hace años, y sabe que la amistad vale muchas veces mucho más que el dinero, Dijo este hombre en ese pueblo segoviano, Aunque vivamos en Cuevas en camas nos acostamos, y no tememos tinieblas si los nombres recordamos. Para sentir la alegría en la tierra segoviana, debes tener armonía de cultura castellana. G X Cantalapiedra.