AQUEL PÁJARO QUE VOLABA TAN ALTO
Aquel pájaro que en la primavera del año 1960, pasaba volando por La Castilla Profunda, era mucha más altura que la picorota de La Torre, los niños y mayores miraban al cielo, alguna nube de primavera le cubría de vez en cuando, algunos hombres no muy entendidos en pájaros, dijeron que era una cigüeña, otros que era una grulla, alguno comentó que era un águila de esas que vuelan muy alto y tienen muy buena vista, desde su altura lanzó algún cantico o grito, que se escuchaba perfectamente en los llanos de aquella tierra vallisoletana, incluso se veían sus alas que movía de vez en cuando para seguir hacía adelante, Los niños salían del colegio, eran las cinco de la tarde, esa hora taurina que Federico García Lorca, comentaba en sus poemas a Sánchez Mejías. Este pájaro irreconocible entonces llamaba la atención, y ya hubo algún cazador que se lamentaba no tener a su escopeta a mano, para poder darle caza, incluso estando la veda cerrada. Seguro que no les habría dado tiempo ni alcance a sus perdigones, el poder alcanzar tal altura. La tarde se fue pasando, y un rato más tarde pasó volando a la misma altura, sin saber esta vez qué clase de pájaros eran, un labrador avispado comentó, son grullas que hacen figuras y letras sobre el cielo, y van camino del norte de España y Europa, para vivir el verano en lugar fresco, Fue un espectáculo fabuloso, los niños y jóvenes, miraban al cielo, y en esa altura donde a veces vuelan los aviones, se les veía organizados y lanzando sus ecos por aquellas tierras cerca del Duero. Donde las viñas verdejas eran testigos de sus vuelos otros años, más aquel año, al ir un pájaro en solitario levantaba curiosidad. Y los niños querían saber de su paso a esa altura tan grande, y sin temer al viento ni a las nubes que parecía que podría llover. Su vuelta sobre esas tierras de la Castilla Profunda se hacía en el mes de octubre casi siempre a finales de la vendimia, cuando la siembra de cereales o sementera se estaba celebrando, y los viñedos se quedaban sin hojas, era cuando el frío llegaba por esas tierras de La Ribera del Duero. G X Cantalapiedra.
Aquel pájaro que en la primavera del año 1960, pasaba volando por La Castilla Profunda, era mucha más altura que la picorota de La Torre, los niños y mayores miraban al cielo, alguna nube de primavera le cubría de vez en cuando, algunos hombres no muy entendidos en pájaros, dijeron que era una cigüeña, otros que era una grulla, alguno comentó que era un águila de esas que vuelan muy alto y tienen muy buena vista, desde su altura lanzó algún cantico o grito, que se escuchaba perfectamente en los llanos de aquella tierra vallisoletana, incluso se veían sus alas que movía de vez en cuando para seguir hacía adelante, Los niños salían del colegio, eran las cinco de la tarde, esa hora taurina que Federico García Lorca, comentaba en sus poemas a Sánchez Mejías. Este pájaro irreconocible entonces llamaba la atención, y ya hubo algún cazador que se lamentaba no tener a su escopeta a mano, para poder darle caza, incluso estando la veda cerrada. Seguro que no les habría dado tiempo ni alcance a sus perdigones, el poder alcanzar tal altura. La tarde se fue pasando, y un rato más tarde pasó volando a la misma altura, sin saber esta vez qué clase de pájaros eran, un labrador avispado comentó, son grullas que hacen figuras y letras sobre el cielo, y van camino del norte de España y Europa, para vivir el verano en lugar fresco, Fue un espectáculo fabuloso, los niños y jóvenes, miraban al cielo, y en esa altura donde a veces vuelan los aviones, se les veía organizados y lanzando sus ecos por aquellas tierras cerca del Duero. Donde las viñas verdejas eran testigos de sus vuelos otros años, más aquel año, al ir un pájaro en solitario levantaba curiosidad. Y los niños querían saber de su paso a esa altura tan grande, y sin temer al viento ni a las nubes que parecía que podría llover. Su vuelta sobre esas tierras de la Castilla Profunda se hacía en el mes de octubre casi siempre a finales de la vendimia, cuando la siembra de cereales o sementera se estaba celebrando, y los viñedos se quedaban sin hojas, era cuando el frío llegaba por esas tierras de La Ribera del Duero. G X Cantalapiedra.
¿Por qué denominar a Castilla con el apelativo de profunda? De profunda tiene poco, buena parte de la misma es llana, productiva, y siempre estuvo bien comunicada.
Sus gentes son comunicativas y acogedoras.
Tauro.
Sus gentes son comunicativas y acogedoras.
Tauro.