ERA UN VALLE CARGADO DE EMIGRANTES
Aquel Valle que el año 1898, llegó a tener 1300, vecinos, que pudieran ser unos 5000, habitantes, y que hoy debe andar con los 1060, habitantes, estaba pronosticado a ser un valle de emigración forzosa, que, desde aquel año, con una helada terrible el 25 de mayo, se inicio tan desesperada salida, en un solo día se fueron para Brasil, 16, familias, y desde el valle salieron con diferentes destinos, camino del Norte de España. Francia y Argentina, personas decididas a buscarse otra forma de vivir, muchas personas nunca volvieron a buscar sus raíces, incluso se fueron a Cuba. Donde ahora mismo existen muchas personas con nuestro apellido. CANTALAPIEDRA. Este Valle llamado unas veces Seca La, y otras La Seca. Se daba a conocer diariamente la salida de su gente, ya hacia años que muchas personas se marcharon a Vascongadas, ya que, en Baracaldo, hubo emigrantes que ocuparon cargos políticos, durante la Segunda República. Y algunos después conocieron el exilio en países europeos, sufriendo persecución por Hitler. Nadie conoce la lista negra de personas que no les fue demasiado bien, ni tampoco la lista buena de saber quien se hicieron con dinero o fortuna en sus diferentes lugares de vivir. Tengo oído y conozco a gente, que nunca más volvieron a nuestro valle, para reconocer su mala vida en él, y los momentos tan malos que pudo pasar ahí. Cuando hablas ahora con personas muy mayores, descendientes de ese valle de lágrimas, casi no pueden contar sus peripecias. Más yo me acuerdo perfectamente de aquellos años de 1950, donde la marcha de familias era diaria, las casas de las calles de los alrededores se quedaban vacías, y poco a poco se iban hundiendo, con sus miserias dentro, los tapiales de barro y adobe eran destruidos por la lluvia y el hielo. Dejando solares de recuerdos. Hay momentos que les guardamos como si fueran leyendas heroicas, Algunos de los emigrantes volvían a buscar a sus familiares para llevárselos, y venían con su reloj de pulsera y su gabardina blanca, para dar un aspecto de vivir en otra clase de vida. Eran tiempos de esperar el correo y sus giros, para poder salir adelante. Esos tiempos o años siguen en el recuerdo de las personas mayores. Ese es mi valle de donde guardo sus recuerdos. G X Cantalapiedra.
Aquel Valle que el año 1898, llegó a tener 1300, vecinos, que pudieran ser unos 5000, habitantes, y que hoy debe andar con los 1060, habitantes, estaba pronosticado a ser un valle de emigración forzosa, que, desde aquel año, con una helada terrible el 25 de mayo, se inicio tan desesperada salida, en un solo día se fueron para Brasil, 16, familias, y desde el valle salieron con diferentes destinos, camino del Norte de España. Francia y Argentina, personas decididas a buscarse otra forma de vivir, muchas personas nunca volvieron a buscar sus raíces, incluso se fueron a Cuba. Donde ahora mismo existen muchas personas con nuestro apellido. CANTALAPIEDRA. Este Valle llamado unas veces Seca La, y otras La Seca. Se daba a conocer diariamente la salida de su gente, ya hacia años que muchas personas se marcharon a Vascongadas, ya que, en Baracaldo, hubo emigrantes que ocuparon cargos políticos, durante la Segunda República. Y algunos después conocieron el exilio en países europeos, sufriendo persecución por Hitler. Nadie conoce la lista negra de personas que no les fue demasiado bien, ni tampoco la lista buena de saber quien se hicieron con dinero o fortuna en sus diferentes lugares de vivir. Tengo oído y conozco a gente, que nunca más volvieron a nuestro valle, para reconocer su mala vida en él, y los momentos tan malos que pudo pasar ahí. Cuando hablas ahora con personas muy mayores, descendientes de ese valle de lágrimas, casi no pueden contar sus peripecias. Más yo me acuerdo perfectamente de aquellos años de 1950, donde la marcha de familias era diaria, las casas de las calles de los alrededores se quedaban vacías, y poco a poco se iban hundiendo, con sus miserias dentro, los tapiales de barro y adobe eran destruidos por la lluvia y el hielo. Dejando solares de recuerdos. Hay momentos que les guardamos como si fueran leyendas heroicas, Algunos de los emigrantes volvían a buscar a sus familiares para llevárselos, y venían con su reloj de pulsera y su gabardina blanca, para dar un aspecto de vivir en otra clase de vida. Eran tiempos de esperar el correo y sus giros, para poder salir adelante. Esos tiempos o años siguen en el recuerdo de las personas mayores. Ese es mi valle de donde guardo sus recuerdos. G X Cantalapiedra.
Me ha emocionado profundamente tu relato, amigo. De algún modo, contaste un poco de la historia de mis abuelos y bisabuelos.