EL ESPETO
Según la Real Academia de la Lengua Española espetar es:
Atravesar carnes o pescados con un instrumento acabado en punta para someterlos a la acción directa del fuego.
Hay en Málaga una forma peculiar de asar las sardinas, que aquí le llaman “espetos“, que consiste en atravesarlas con un tozo de caña terminado en pico y ponerlas a asar sobre unas brasas, de madera de olivo fundamentalmente, que se encienden sobre la arena, bien directamente, o encima de una pequeña barquita varada que es lo que suelen emplear en los chiringuitos de toda la Costa del Sol.
En el siglo XIX la provincia de Málaga vivía fundamentalmente de la pesca. Por aquel entonces las sardinas, debido a su bajo precio, eran un alimento de gente humilde, sobre todo de aquellos que vivían de la pesca, que se conformaban incluso con la “bastina”, que es como se llama a los restos del pescado.
La historia del espeto de sardinas es malagueña y es la siguiente:
A finales de siglo, El Palo, que ahora es un barrio de Málaga capital, era un pueblo de pescadores en pleno desarrollo socioeconómico. Con la llegada del tranvía y el tren, los malagueños de otras zonas empiezan a trasladarse a este pueblo para disfrutar de agradables jornadas de playa. Es en esta época, concretamente en 1882, cuando Miguel Martínez Soler “Migué el de las sardinas” abre su famoso bar en la playa: “La gran parada”. Sería el inicio de los chiringuitos en la Costa del Sol y fue él quien empezó a pinchar las sardinas en un trozo de caña y ponerlo en la arena junto al fuego.
“La gran parada” pronto reclamó la atención no solo de los malagueños, sino también de personajes ilustres de la Historia de España, convirtiéndose en un punto de referencia para personas relacionadas con el mundo del espectáculo. Entre estos personajes ilustres, destaca el rey Alfonso XII, que visitó “La gran parada” el 21 de enero de 1885. Esta visita al chiringuito coincidió con un viaje oficial del rey con motivo de un terremoto que se produjo en la Axarquía.
«Cuando Miguel le ofreció uno de sus famosos espetos, el rey 'atacó' el plato con cuchillo y tenedor. En aquel momento, Miguel se adelantó y dijo: “Maestá, asin no, con los deos” (habla malagueña que significaría en español “Majestad, así no, con los dedos”)».
Miguel Martínez Soler es considerado el “padre de los espeteros”. Tras él aparecieron muchos otros que han conseguido que la figura del “espetero” se convierta en una profesión que pasa de generación en generación.
En tu viaje a Málaga no podrás ver la mítica “La gran parada”, pero su legado continúa y podrás disfrutar de un sabroso espeto de sardinas en cualquier chiringuito de la Costa del Sol. Que te aproveche.
Según la Real Academia de la Lengua Española espetar es:
Atravesar carnes o pescados con un instrumento acabado en punta para someterlos a la acción directa del fuego.
Hay en Málaga una forma peculiar de asar las sardinas, que aquí le llaman “espetos“, que consiste en atravesarlas con un tozo de caña terminado en pico y ponerlas a asar sobre unas brasas, de madera de olivo fundamentalmente, que se encienden sobre la arena, bien directamente, o encima de una pequeña barquita varada que es lo que suelen emplear en los chiringuitos de toda la Costa del Sol.
En el siglo XIX la provincia de Málaga vivía fundamentalmente de la pesca. Por aquel entonces las sardinas, debido a su bajo precio, eran un alimento de gente humilde, sobre todo de aquellos que vivían de la pesca, que se conformaban incluso con la “bastina”, que es como se llama a los restos del pescado.
La historia del espeto de sardinas es malagueña y es la siguiente:
A finales de siglo, El Palo, que ahora es un barrio de Málaga capital, era un pueblo de pescadores en pleno desarrollo socioeconómico. Con la llegada del tranvía y el tren, los malagueños de otras zonas empiezan a trasladarse a este pueblo para disfrutar de agradables jornadas de playa. Es en esta época, concretamente en 1882, cuando Miguel Martínez Soler “Migué el de las sardinas” abre su famoso bar en la playa: “La gran parada”. Sería el inicio de los chiringuitos en la Costa del Sol y fue él quien empezó a pinchar las sardinas en un trozo de caña y ponerlo en la arena junto al fuego.
“La gran parada” pronto reclamó la atención no solo de los malagueños, sino también de personajes ilustres de la Historia de España, convirtiéndose en un punto de referencia para personas relacionadas con el mundo del espectáculo. Entre estos personajes ilustres, destaca el rey Alfonso XII, que visitó “La gran parada” el 21 de enero de 1885. Esta visita al chiringuito coincidió con un viaje oficial del rey con motivo de un terremoto que se produjo en la Axarquía.
«Cuando Miguel le ofreció uno de sus famosos espetos, el rey 'atacó' el plato con cuchillo y tenedor. En aquel momento, Miguel se adelantó y dijo: “Maestá, asin no, con los deos” (habla malagueña que significaría en español “Majestad, así no, con los dedos”)».
Miguel Martínez Soler es considerado el “padre de los espeteros”. Tras él aparecieron muchos otros que han conseguido que la figura del “espetero” se convierta en una profesión que pasa de generación en generación.
En tu viaje a Málaga no podrás ver la mítica “La gran parada”, pero su legado continúa y podrás disfrutar de un sabroso espeto de sardinas en cualquier chiringuito de la Costa del Sol. Que te aproveche.
D. Manuel, como siempre digo, bonitos escritos los suyos.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales.