LA CEREZA
Ese fruto tan vistoso, tan atractivo y tan delicioso, está. ahora en plena maduración y venta en las fruterías. Es esta una fruta que adorna los campos, ya desde su floración en Febrero o Marzo, según las según las zonas, donde comarcas como las de la Hurdes en Extremadura o Castillo de Locubín y Torres en Andalucia, en la provincia de Jaén, son ejemplo viviente de unas postales maravillosas en las que el campo de viste de manto blanco y rosado que más parece otra nieve que no cae del cielo sino que nace en los cerezos. Y la que después cuando el fruto está maduro vuelven a colorear de tojo todo y verde todas las plantaciones en las que estos frutos se cultivan.
Nosotros conocemos muy bien estos cultivos por la proximidad del Castillo en donde se producen millones de kilos de cerezas cada año y también porque en el término municipal de Fuensanta, concretamente el Cerro del Viento, también se explotan de forma más amplia este cultivo y disfrutamos con esas vistas dobles, cada año, en esos momentos de floración y de maduración de la cereza.
Ami me encanta este fruto, en mi casa igual cuando todos mis hijos estaban en ella me acercaba varias veces al Castillo, por esa carretera tan pésima que hay por la Mina para comprar cajas de cerezas. Ahora las sigo comprando también, cuando voy a Fuensanta, pero a mis vecinos los hermanos Hermoso que tienen excelentes cerezas en si finca.
Aquí donde estamos ahora Estepona empieza a haber en Mayo y siguen existiendo hasta el mes de Julio no creo que solo sea de aquí su procedencia pero lo cierto es que aquí puedes comprarlas durante 3 meses.
Es curioso resaltar aquí que una de las obsequios que en Fuensanta suelen hacer los mozos a las mozas la noche de San Juan, como reconocimiento de su belleza, es colgar a la pretendida en su balcón, entre otras muchos otras frutas y regalos, unos estupendos ramilletes de cerezas.
Magnífico fruto este que seguramente en algunos parajes de nuestro querido pueblo, y entre los olivo, como hacen en el Castillo, tal vez se pudieran plantar muchos cerezos que propiciaran una nueva cosecha para los agricultores fuensanteños. No estaría nada mal intentarlo.
Ese fruto tan vistoso, tan atractivo y tan delicioso, está. ahora en plena maduración y venta en las fruterías. Es esta una fruta que adorna los campos, ya desde su floración en Febrero o Marzo, según las según las zonas, donde comarcas como las de la Hurdes en Extremadura o Castillo de Locubín y Torres en Andalucia, en la provincia de Jaén, son ejemplo viviente de unas postales maravillosas en las que el campo de viste de manto blanco y rosado que más parece otra nieve que no cae del cielo sino que nace en los cerezos. Y la que después cuando el fruto está maduro vuelven a colorear de tojo todo y verde todas las plantaciones en las que estos frutos se cultivan.
Nosotros conocemos muy bien estos cultivos por la proximidad del Castillo en donde se producen millones de kilos de cerezas cada año y también porque en el término municipal de Fuensanta, concretamente el Cerro del Viento, también se explotan de forma más amplia este cultivo y disfrutamos con esas vistas dobles, cada año, en esos momentos de floración y de maduración de la cereza.
Ami me encanta este fruto, en mi casa igual cuando todos mis hijos estaban en ella me acercaba varias veces al Castillo, por esa carretera tan pésima que hay por la Mina para comprar cajas de cerezas. Ahora las sigo comprando también, cuando voy a Fuensanta, pero a mis vecinos los hermanos Hermoso que tienen excelentes cerezas en si finca.
Aquí donde estamos ahora Estepona empieza a haber en Mayo y siguen existiendo hasta el mes de Julio no creo que solo sea de aquí su procedencia pero lo cierto es que aquí puedes comprarlas durante 3 meses.
Es curioso resaltar aquí que una de las obsequios que en Fuensanta suelen hacer los mozos a las mozas la noche de San Juan, como reconocimiento de su belleza, es colgar a la pretendida en su balcón, entre otras muchos otras frutas y regalos, unos estupendos ramilletes de cerezas.
Magnífico fruto este que seguramente en algunos parajes de nuestro querido pueblo, y entre los olivo, como hacen en el Castillo, tal vez se pudieran plantar muchos cerezos que propiciaran una nueva cosecha para los agricultores fuensanteños. No estaría nada mal intentarlo.