EL ÚLTIMO VIAJE...

EL ÚLTIMO VIAJE
Aquel hombre con sus facultades mentales bien, aunque con sus fuerzas agotadas, quería hacer el último viaje a su pueblo castellano, y desde su residencia en otro lugar no muy lejos de allí, preparó su viaje, habló con un cuñado que tenía automóvil, y enseguida prepararon dicho viaje, en aquella semana del mes de octubre, quiso despedirse de aquel entorno donde estuvo viviendo casi toda su vida. Recorrieron los kilómetros que les separaban de donde estaba pasando un tiempo que se veía agotar, en menos de media hora, estaban divisando esa localidad castellana, y antes de entrar en dicho pueblo, pararon en su ermita, como si fuera un faro de aquel valle de lágrimas, donde la emigración fue constante en todo su recorrido de quinientos años y pico, y allí sujetándose al bastón que llevaba, diviso con tranquilidad aquel entorno de su vida, donde aunque soltero, siempre tuvo visiones de amores pasajeros, y hasta su mayoría de edad, estuvo allí viviendo. Al verse casi inutilizado, se marchó a una residencia de la capital para poder sobrevivir a su enfermedad terminal. Que lo tenía asimilado y sin hacer nunca un drama, aquella mañana desde el coche de su cuñado, fue divisando todos los lugares donde él paseo en su vida, y las casas de amigos y familiares desde el vehículo, sin pararse ni montar su drama particular. Era una despedida tranquila, como quien se va de viaje y dice hasta luego, en su mente no se masticaba el drama de la muerte, ni pensaba que seguir con calmantes pudiera ser lo mejor. Sabía que, a esa edad suya, el recorrido suele ser corto, y lo mejor para él seria una hora corta cuando estuviera durmiendo. Sobre su mente despierta pasaron aquella mañana muchas de sus correrías, sus viejos amigos incluso en el extranjero, y otros que se fueron para Vascongadas donde algunos ya murieron. Su mente se fue adaptando al lugar por donde pasaba, y sobre el terreno, viendo en el recuerdo pasiones y razones casi olvidadas, pero que al recordarlas le hicieron sentirse aquel joven dinámico y optimista, que nunca pensó abandonar la tierra de sus mayores. Fue el último viaje en su vida, cargado de emociones y sabores del pasado. Pero se marchó con la mente tranquila, sin importarle demasiado el futuro tan claro que le estaba esperando. G X Cantalapiedra.