ENTRE VIEJAS LEYENDAS CASTELLANAS
Cuentan por tierras de San Esteban de Gormaz, que, en época de vendimia, de hace más de cien años, llegó a tan preciada población, un hombre con una perilla bastante grande, y que su semblante de poeta traspasaba los límites de su población humana. Se dedico a vendimiar, para ganarse el sustento, pero en sus noches de soledad, en un domicilio del patrón para quien vendimiaba, a la luz de un viejo candil su inteligencia aumentaba. Tenía en sus manos un libro de Don Antonio Machado, con el tirulo de Campos de Castilla, que dominaba su lectura sin ninguna duda. Un joven venido de cerca de San Esteban de Gormaz ocupaba su lugar de descanso, y el trabajo diario de vendimiar en octubre, y le escuchaba admirado al ver lo bien que recitaba aquellos poemas, que tanto hablaban de la tierra de Alvargonzález. el joven y el poeta pobre se sentían en su aposento casi seres superiores, al estar rodeados de personas que no entendían ni sabían nada de poesía, cuando salía a relucir algún refrán castellano o poema destrozado, el poeta de la perilla trataba de consolar o arreglar el entuerto. Aquella vendimia parece ser que fue buena cosecha, y al final el joven y el poeta se despidieron hablando del Río Duero, del famoso Puente del Romancero, donde según la historia contempla. El Cid Campeador, Don Rodrigo Diaz de Vivar, en sus ratos muertos, le contó la historia al fraile, Pera Abad, natural de Fresno de Caracena, Soria. y dicho fraile al no poder editarlo con su nombre se editó con autor anónimo. En aquellos años del siglo XI y posterior, la mayoría de las personas eran analfabetas, aunque los frailes y sus monasterios se practico la cultura a fondo. Y se refino el idioma castellano. Aquel poeta de la vendimia se alejó, nadie sabe dónde, aunque el joven compañero le llevase en su mente para toda la vida. ESTAS TIERRAS CASTELLANAS, DONDE EL DUERO MARCÁ HISTORIA, SE TE QUEDA EN LA MEMORIA SU TIEMPO DE VIEJA GLORIA. G X Cantalapiedra.
Cuentan por tierras de San Esteban de Gormaz, que, en época de vendimia, de hace más de cien años, llegó a tan preciada población, un hombre con una perilla bastante grande, y que su semblante de poeta traspasaba los límites de su población humana. Se dedico a vendimiar, para ganarse el sustento, pero en sus noches de soledad, en un domicilio del patrón para quien vendimiaba, a la luz de un viejo candil su inteligencia aumentaba. Tenía en sus manos un libro de Don Antonio Machado, con el tirulo de Campos de Castilla, que dominaba su lectura sin ninguna duda. Un joven venido de cerca de San Esteban de Gormaz ocupaba su lugar de descanso, y el trabajo diario de vendimiar en octubre, y le escuchaba admirado al ver lo bien que recitaba aquellos poemas, que tanto hablaban de la tierra de Alvargonzález. el joven y el poeta pobre se sentían en su aposento casi seres superiores, al estar rodeados de personas que no entendían ni sabían nada de poesía, cuando salía a relucir algún refrán castellano o poema destrozado, el poeta de la perilla trataba de consolar o arreglar el entuerto. Aquella vendimia parece ser que fue buena cosecha, y al final el joven y el poeta se despidieron hablando del Río Duero, del famoso Puente del Romancero, donde según la historia contempla. El Cid Campeador, Don Rodrigo Diaz de Vivar, en sus ratos muertos, le contó la historia al fraile, Pera Abad, natural de Fresno de Caracena, Soria. y dicho fraile al no poder editarlo con su nombre se editó con autor anónimo. En aquellos años del siglo XI y posterior, la mayoría de las personas eran analfabetas, aunque los frailes y sus monasterios se practico la cultura a fondo. Y se refino el idioma castellano. Aquel poeta de la vendimia se alejó, nadie sabe dónde, aunque el joven compañero le llevase en su mente para toda la vida. ESTAS TIERRAS CASTELLANAS, DONDE EL DUERO MARCÁ HISTORIA, SE TE QUEDA EN LA MEMORIA SU TIEMPO DE VIEJA GLORIA. G X Cantalapiedra.