CUANDO LAS GUERRAS NO SE TERMINAN NUNCA
No quiero entender esas guerras de siglos, que fueron amontonando muertos de los dos bandos, Mi padre que estuvo en dos guerras me decía. “Yo participe en la de la Revolución de Asturias, que duro mes y pico, y casi acababa mi servicio militar con la Segunda República, y fue llamado a filas de nuevo, teniendo que jurar una nueva bandera, y sin hacer preguntas, ya que eran tiempos difíciles para reclamar cualquier cosa”, y mi padre me comentó, “tres cuñados míos y un hermano fallecieron en tan incivil guerra. Dos cuñados en el frente, y uno fusilado de mala manera en Medina del Campo “. El hermano de mi padre del que llevo yo su nombre, murió en una ambulancia en Brunete, cuando le llevaban herido al hospital de guerra, También mi padre fue herido en Navalmoral de Pinares, Ávila. Siempre mi padre me comentó, la guerra siempre es injusta, pagan personas que no tienen nada que ver con ella, y la juventud que en las guerras participa, es un tiempo que pierde de su vida normal, nadie está libre en ningún conflicto. La guerra y la juventud van juntas al ataúd. Existen guerras que las religiones las hace inacabables, y el fanatismos termina con llevar a dichos pueblos a la miseria moral acompañada de la hambruna. Estamos viendo dos guerras terribles, una por el fanatismo religioso, y el otro por la obsesión de un dictador que quiere seguir dominando todo el mundo, es terrible ver las imágenes diarias en la televisión, el dolor y la muerte en ambas guerras, Me gustaría gritar con una voz gigante que llegase a los señores de la guerra y el fanatismo, para decirles que paren de disparar misiles y de más artefactos, y que se dediquen a tener en cuenta a su gente, que esta pasando calamidades sin límite, y verán como su nivel de vida es mucho mejor y su tranquilidad será felicidad, los niños crecerán en otro ambiente distinto a donde día a día encuentran hoy su muerte. Ojalá la paz la viéramos llegar deprisa y fuera para siempre en todo el planeta. G X Cantalapiedra.
No quiero entender esas guerras de siglos, que fueron amontonando muertos de los dos bandos, Mi padre que estuvo en dos guerras me decía. “Yo participe en la de la Revolución de Asturias, que duro mes y pico, y casi acababa mi servicio militar con la Segunda República, y fue llamado a filas de nuevo, teniendo que jurar una nueva bandera, y sin hacer preguntas, ya que eran tiempos difíciles para reclamar cualquier cosa”, y mi padre me comentó, “tres cuñados míos y un hermano fallecieron en tan incivil guerra. Dos cuñados en el frente, y uno fusilado de mala manera en Medina del Campo “. El hermano de mi padre del que llevo yo su nombre, murió en una ambulancia en Brunete, cuando le llevaban herido al hospital de guerra, También mi padre fue herido en Navalmoral de Pinares, Ávila. Siempre mi padre me comentó, la guerra siempre es injusta, pagan personas que no tienen nada que ver con ella, y la juventud que en las guerras participa, es un tiempo que pierde de su vida normal, nadie está libre en ningún conflicto. La guerra y la juventud van juntas al ataúd. Existen guerras que las religiones las hace inacabables, y el fanatismos termina con llevar a dichos pueblos a la miseria moral acompañada de la hambruna. Estamos viendo dos guerras terribles, una por el fanatismo religioso, y el otro por la obsesión de un dictador que quiere seguir dominando todo el mundo, es terrible ver las imágenes diarias en la televisión, el dolor y la muerte en ambas guerras, Me gustaría gritar con una voz gigante que llegase a los señores de la guerra y el fanatismo, para decirles que paren de disparar misiles y de más artefactos, y que se dediquen a tener en cuenta a su gente, que esta pasando calamidades sin límite, y verán como su nivel de vida es mucho mejor y su tranquilidad será felicidad, los niños crecerán en otro ambiente distinto a donde día a día encuentran hoy su muerte. Ojalá la paz la viéramos llegar deprisa y fuera para siempre en todo el planeta. G X Cantalapiedra.
Estoy emocionada con tus palabras, Cantalapiedra. Es un grito conté la guerra y un canto de PAZ.
¡Bravo!
¡Bravo!