ERA EL MES DE AGOSTO DE 1948,
Aquella mañana luminosa, eran las fiestas de la Villa de Rueda, en el mes de agosto creo que debió de ser el día 16, de agosto de 1948, la hora no me recuerdo, yo tenía entonces tres años recién cumplidos, y parece ser que los llamados novillos del encierro de aquel día, campo a través, lograron escaparse, y unos caballistas lasecanos quisieron traerse la fiesta a su Villa, los toros que me parecieron gigantes, lo mismo que los caballos, debieron de venir por la Cuesta de Lutero, pasando a la Calle Real, o Tomas Bayón, y en ese punto les metieron a los toros por la Calle del Chorizo, con el peligro que aquello tenía, yo me encontraba en dicha calle, en el portal de mi casa, sentado y jugando a no sé qué, con un vecino, llamado Benito, hijo del “guita”, que se marcharía a Bilbao, en la emigración forzosa. Y que de nuevo volví a verle en el servicio militar en el cuartel de Valladolid, donde le comenté el suceso aquel, y me dijo tengo una pequeña idea de lo que me cuentas, este chaval tenía un año más que yo. Pero los dos estuvimos a los pies de los caballo y toros, y mi madre creo que salió gritando al sentir aquel desfile de caballos y toros por el centro de dicha calle, y vernos a los dos niños sobre la acera jugando sin inmutarnos, incluso yo creo que aquel día lo agradecimos el poder ver tan de cerca aquellos animales salvajes, luego se creó la leyenda, ya que La Seca y Rueda, siempre fueron diferentes, Rueda fue más tarde que La Seca Villazgo, La Seca el año 1629, y Rueda el 1636, y eso que el pueblo de Rueda siempre fue el de los condes y marqueses, La Seca el de la emigración forzosa, con los Cantalapiedra, Bayón. Martín y Moyano. hacía todo el mundo, hoy día tenemos descendientes hasta en Guantánamo, Cuba. Sin pensar en otros lugares del mundo, donde existen apellidos de nuestros antepasados, Aquella mañana clara y luminosa, yo no sentí miedo, creo que con ese edad no sabía lo que allí pasaba, Han pasado muchos años, pienso que aquellos caballistas que pasaron corriendo con los toros, no quede ninguno vivo, o serían muy mayores. G X Cantalapiedra.
Aquella mañana luminosa, eran las fiestas de la Villa de Rueda, en el mes de agosto creo que debió de ser el día 16, de agosto de 1948, la hora no me recuerdo, yo tenía entonces tres años recién cumplidos, y parece ser que los llamados novillos del encierro de aquel día, campo a través, lograron escaparse, y unos caballistas lasecanos quisieron traerse la fiesta a su Villa, los toros que me parecieron gigantes, lo mismo que los caballos, debieron de venir por la Cuesta de Lutero, pasando a la Calle Real, o Tomas Bayón, y en ese punto les metieron a los toros por la Calle del Chorizo, con el peligro que aquello tenía, yo me encontraba en dicha calle, en el portal de mi casa, sentado y jugando a no sé qué, con un vecino, llamado Benito, hijo del “guita”, que se marcharía a Bilbao, en la emigración forzosa. Y que de nuevo volví a verle en el servicio militar en el cuartel de Valladolid, donde le comenté el suceso aquel, y me dijo tengo una pequeña idea de lo que me cuentas, este chaval tenía un año más que yo. Pero los dos estuvimos a los pies de los caballo y toros, y mi madre creo que salió gritando al sentir aquel desfile de caballos y toros por el centro de dicha calle, y vernos a los dos niños sobre la acera jugando sin inmutarnos, incluso yo creo que aquel día lo agradecimos el poder ver tan de cerca aquellos animales salvajes, luego se creó la leyenda, ya que La Seca y Rueda, siempre fueron diferentes, Rueda fue más tarde que La Seca Villazgo, La Seca el año 1629, y Rueda el 1636, y eso que el pueblo de Rueda siempre fue el de los condes y marqueses, La Seca el de la emigración forzosa, con los Cantalapiedra, Bayón. Martín y Moyano. hacía todo el mundo, hoy día tenemos descendientes hasta en Guantánamo, Cuba. Sin pensar en otros lugares del mundo, donde existen apellidos de nuestros antepasados, Aquella mañana clara y luminosa, yo no sentí miedo, creo que con ese edad no sabía lo que allí pasaba, Han pasado muchos años, pienso que aquellos caballistas que pasaron corriendo con los toros, no quede ninguno vivo, o serían muy mayores. G X Cantalapiedra.