LA PRIMAVERA
Si existiera una competencia en las estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno es obvio que todas ellas sentirían sana envidia por la primavera porque, indiscutiblemente, por lo menos para mí, la primavera es la más privilegiada, la más atractiva, la más coqueta y hasta la más olorosa de las estaciones.
Es la primavera la que hace despertar nuestro cuerpo del letargo invernal infunde ánimo, alegría y vitalidad a nuestro espíritu y nos prepara para abrir las puestas de nuestro corazón al amor, al deporte y el contacto con la naturaleza, a ir liberando nuestro físico de las ropas y ataduras obligadas por el frío invierno y permitir a la mujer, ese ser maravilloso que llena de belleza, de dulzura y de ilusión nuestra existencia, lucir su cuerpo y sus encantos para goce y disfrute de los mortales.
Es la primavera cuando los animales de todo el orbe se empiezan a aparear, a ir construyendo sus nidos, a ir preparando su hogar y a ir dedicando su actividad más perentoria a la recepción de sus pequeños a los que cuidaran, alimentarán y protegerán, muchas veces exponiendo su vida, para que nadie haga daño y perjudique a su entorno familiar y para que la naturaleza renueve constantemente su ciclo y su orden habitual que nos asegure su eterna permanencia.
Es la primavera la que con sus lluvias y su temperaturas más suaves propicia el desarrollo de las plantas, los vegetales, y las siembras, consiguiendo que la tierra se cubra de un manto verde y de un mosaico multicolor de flores, que embellecen el ambiente y lo impregnan de unos olores característicos que nos atraen y nos invaden trasladando al ambiente un flujo de felicidad que nos satisface plenamente.
Por todo esto decía yo que seguramente sea envidiada, por las otras estaciones, esta primavera tan llena de cosas buenas y de ilusiones para todos, yo desde luego nací al inicio de una primavera será también por eso que me siento fan, incondicional, de esa primavera maravillosa. Seguro que a ti también te mola.
Si existiera una competencia en las estaciones del año: primavera, verano, otoño e invierno es obvio que todas ellas sentirían sana envidia por la primavera porque, indiscutiblemente, por lo menos para mí, la primavera es la más privilegiada, la más atractiva, la más coqueta y hasta la más olorosa de las estaciones.
Es la primavera la que hace despertar nuestro cuerpo del letargo invernal infunde ánimo, alegría y vitalidad a nuestro espíritu y nos prepara para abrir las puestas de nuestro corazón al amor, al deporte y el contacto con la naturaleza, a ir liberando nuestro físico de las ropas y ataduras obligadas por el frío invierno y permitir a la mujer, ese ser maravilloso que llena de belleza, de dulzura y de ilusión nuestra existencia, lucir su cuerpo y sus encantos para goce y disfrute de los mortales.
Es la primavera cuando los animales de todo el orbe se empiezan a aparear, a ir construyendo sus nidos, a ir preparando su hogar y a ir dedicando su actividad más perentoria a la recepción de sus pequeños a los que cuidaran, alimentarán y protegerán, muchas veces exponiendo su vida, para que nadie haga daño y perjudique a su entorno familiar y para que la naturaleza renueve constantemente su ciclo y su orden habitual que nos asegure su eterna permanencia.
Es la primavera la que con sus lluvias y su temperaturas más suaves propicia el desarrollo de las plantas, los vegetales, y las siembras, consiguiendo que la tierra se cubra de un manto verde y de un mosaico multicolor de flores, que embellecen el ambiente y lo impregnan de unos olores característicos que nos atraen y nos invaden trasladando al ambiente un flujo de felicidad que nos satisface plenamente.
Por todo esto decía yo que seguramente sea envidiada, por las otras estaciones, esta primavera tan llena de cosas buenas y de ilusiones para todos, yo desde luego nací al inicio de una primavera será también por eso que me siento fan, incondicional, de esa primavera maravillosa. Seguro que a ti también te mola.