CHOCOLATE CON CHURROS
Esta mañana como si fuera una fiesta entre amigos, fuimos a la Chocolatería de la Calle Mar Amarillo, en el antiguo pueblo de Hortaleza, digamos al lado de la Plaza antigua de dicho pueblo, hoy convertida en un barrio de Madrid. Éramos compañeros de clase del CEPA, y el tema era el cumpleaños de una compañera, de clase, aunque allí reinaba la armonía, enseguida apareció el tema de cosas antiguas de Madrid, sobre todo de chocolaterías de fama resonada y renovada, fue una tertulia de personas mayores, todas con interés de aprender cada día, y de no olvidar lo que sabemos de antes, el interés por la cultura se notaba en cada palabra que se pronunciaba, todos o casi todos en nuestra juventud nos faltaron medios sobre todo económicos, para poder estudiar algo más, y ahora que somos mayores lo vivimos libremente, siendo asistentes diarios a las clases de toda forma de cultura. Es posible que algunas personas de haber tenido medios, hubieran sido unos perfectos estudiante de carreras universitarias, como echamos en falta aquellos tiempos donde desde casi niños éramos trabajadores sin apenas derechos, y como todos salimos adelante en diferentes oficios, abriéndonos camino en esta ciudad que tanto nos enseño su calle, Hoy jubilados con la tranquilidad de ser personas responsables, que encuentran en la cultura su oportunidad de sentirse libres. Estos ratos de ocio que se pueden llamar de cruce de impresiones sobre la vida misma nos hacen sentirnos más felices, y no pensar en el tiempo que nos queda por delante, ya que los achaques no paran de hacer sus estragos. Hoy nadie quiso lamentarse de lo que tuvimos que pasar en aquellos años después de la guerra incivil que sufrió nuestra querida España. Como seres humanos con intenciones de aprender el ir al colegio es una gozada diaria, aunque las lecciones sean un esfuerzo para entenderlas. La voluntad y la perseverancia no falta en estas personas que quieren ser en la vida de mayores, lo que no pudieron tener siendo niños y jovenes. G X Cantalapiedra.
Esta mañana como si fuera una fiesta entre amigos, fuimos a la Chocolatería de la Calle Mar Amarillo, en el antiguo pueblo de Hortaleza, digamos al lado de la Plaza antigua de dicho pueblo, hoy convertida en un barrio de Madrid. Éramos compañeros de clase del CEPA, y el tema era el cumpleaños de una compañera, de clase, aunque allí reinaba la armonía, enseguida apareció el tema de cosas antiguas de Madrid, sobre todo de chocolaterías de fama resonada y renovada, fue una tertulia de personas mayores, todas con interés de aprender cada día, y de no olvidar lo que sabemos de antes, el interés por la cultura se notaba en cada palabra que se pronunciaba, todos o casi todos en nuestra juventud nos faltaron medios sobre todo económicos, para poder estudiar algo más, y ahora que somos mayores lo vivimos libremente, siendo asistentes diarios a las clases de toda forma de cultura. Es posible que algunas personas de haber tenido medios, hubieran sido unos perfectos estudiante de carreras universitarias, como echamos en falta aquellos tiempos donde desde casi niños éramos trabajadores sin apenas derechos, y como todos salimos adelante en diferentes oficios, abriéndonos camino en esta ciudad que tanto nos enseño su calle, Hoy jubilados con la tranquilidad de ser personas responsables, que encuentran en la cultura su oportunidad de sentirse libres. Estos ratos de ocio que se pueden llamar de cruce de impresiones sobre la vida misma nos hacen sentirnos más felices, y no pensar en el tiempo que nos queda por delante, ya que los achaques no paran de hacer sus estragos. Hoy nadie quiso lamentarse de lo que tuvimos que pasar en aquellos años después de la guerra incivil que sufrió nuestra querida España. Como seres humanos con intenciones de aprender el ir al colegio es una gozada diaria, aunque las lecciones sean un esfuerzo para entenderlas. La voluntad y la perseverancia no falta en estas personas que quieren ser en la vida de mayores, lo que no pudieron tener siendo niños y jovenes. G X Cantalapiedra.