ERAN AÑOS DE TRISTEZAS. ...

ERAN AÑOS DE TRISTEZAS.
Aquel hombre que fue destinado en su servicio militar a la guerra de África, hace ahora más de cien años, cuando este joven hombre nunca había salido de su entorno, tan solo había acudido al Burgo de Osma, donde distaba su pueblo de unos 20, kilómetros de distancia, hacer alguna compras y vender grano de cereales a cierto señor que les compraba su producción, este joven fue citado a filas, y esa noche dormía en casa de un vecino, para que su familia no sufriera su despedida, era una guerra cruel, como siempre fueron todas las guerras, en la madrugada este joven hombre salía andando hasta el Burgo de Osma, donde se juntaría con otros reclutas. Que iban destinados a la tierra africana, Este hombre como muchos de sus paisanos, se marchaban con la pena de quizá no volver vivos a su tierra de nacimiento, Fue duro su traslado, más no solo era el camino hasta esa tierra sedienta, si no las enfermedades que les podrían atacar, Este hombre joven lucho como un valiente soldado, su familia que marchaban económicamente bien en su pueblo, no dejaban de pensar en él, sentían la pena de su falta, y en el pueblo se escuchaban esas canciones de aquellos años, que decían así, Dicen que Abd el krin, decía que le salió la contraria, que si le sale la suya de luto la viste a España, Abd el Krin de mis narices por la cuenta que te tiene, tírate al mar de cabeza y entréganos lo que tienes. Esa guerra que ahora hace más de cien años, estaba en su peor momento, dejó mucho muertos españoles, entre ellos ese joven hombre de la comarca del Burgo, que no preciso balas para matarle, si no una enfermedad que entonces no tenía cura. Su familia recibió la noticia días más tarde, y el duelo fue general en aquella casa donde eran nueve hermanos, tres eran mujeres y seis hermanos, fue un mazazo para la gente de la comarca, ya que eran conocidos por ser una familia larga y de buenas costumbres, incluso religiosas. El nombre de aquel joven fue recordado durante años, hasta que empezó la guerra incivil española, que sus padres tuvieron que dar alojamiento a los pilotos alemanes del Campo de Aviación de La Rasa, y su padre de pena moría, quizá joven, al ver que la mayoría de los demás hijos se encontraban en el frente, sin ser afiliados a ningún partido. El destino marcó a muchas familias que nunca les agrado ver guerras. Fueron años de morir sin saber el por qué, defendiendo a intereses que nunca comprendieron.
G X Cantalapiedra.