EL BAR DE ANGELILLO....

EL BAR DE ANGELILLO.
Cuando yo empecé a estudiar por libre en Fuensanta, con mis maestros D. José Olmo y D. Eduardo la primera clase la teníamos a las ocho de la mañana porque de esa forma la clase quedaba libre para cuando entraran los niños a la escuela. A las 7 y media nos solíamos reunir todos los estudiantes que éramos Jesús Mendoza, Manolo Barranco, (la figuri), hijo del Capitán Barranco, Antonio Marchal, Eugenio Peña, José Palomino y yo, en el bar de Ángel Sánchez, (Angelillo) que estaba ubicado en frente a la Plaza de Arriba, hoy de la Constitución, a dos casas de la iglesia y que entonces lo regentaba la familia del Zagalico, que tenía dos hijos uno Antonio y otro Cecilio, hoy ya fallecidos. Cecilio era de nuestra pandilla y tal vez por eso habíamos elegido ese bar para esperar al profesor, resguardarnos del frío del invierno, y al mismo tiempo invitarlo, entre todos, a que él también tomase lo que quisiera..
Salíamos todos juntos de allí nos dirigíamos a las escuelas allí nos tomaba el maestro la lección y los deberes que nos había puesto para aquel día y luego cada uno, con nuevos deberes, marchábamos a nuestras casas y nos disponíamos a estudiar y a prepararlos hasta la hora del medio día, las 12,30 que volvíamos de nuevo a clase, nos tomaban la lección y los deberes que nos habían mandado antes, en la mañana, y ya marchábamos a casa con nuevos trabajos para el día siguiente y teníamos en la tarde más tiempo para ayudar en casa de nuestros padres a alguna actividad o trabajo que fuese necesario.
Hay que pensar que entonces todos los que allí íbamos teníamos 10 ó 12 años puesto que entonces si decidías estudiar tenías que dejar la escuela primaria a los 10 años, hacer un ingreso del bachillerato en un instituto, que entonces el único estaba en Jaén y por ese motivo tu no podías estar en el colegio con los demás niños y tenías que hacer este tipo de enseñanza de pago para que los profesores te pudieran atender a ti, en horas fuera de su clase habitual.
Yo en particular tenía además de mis clases extras un trabajo que consistía en atender el pequeño negocio que tenía mi padre, justo enfrente del colegio, en el cine de verano que entonces ere de Antonio el Andarín padre, que no había alquilado un trozo que ocupaba la primera puerta, de las tres que tenía el cine al que la habían cortado con un tabique un espacio de uno 10 metros cuadrados aproximadamente.
Yo abría por la mañana, después de dar la clase de las ocho, allí tenía una silla y una especie de alacena que permitía abrirla hacia abajo y se quedaba convertida en una especie de mesa en la que yo estudiaba a la vez que si venía alguien a por yeso, ladrillos, tejas o cemento, pues yo se lo vendía le hacía el albarán y lo cargábamos en una caballería que era entonces la única forma de realizar los transportes. Muchas veces venían por allí mis amigos y a mi me daba envidia de que ellos pudiesen estar jugando en la calle muchos ratos y yo tenía que estar allí al cuidado de mi faena, todo el día. Pero de alguna manera yo también me sentía muy importante porque tan solo con 12 ó 13 años ya estaba ayudando mis padres y aprendiendo a estudiar y a trabajar..
De aquella hornada de estudiantes, yo creo que fue la primera que en ese sentido se había formado en Fuensanta, al final Jesús que era hijo de D. Julio el practicante, Manolo Barranco, y yo fuimos los que terminamos una carrera, pero esto no quiere decir que nosotros éramos mejores que el resto, porque todos ellos enfocaron después su vida de otra manera y supieron triunfar en la profesión o el negocio que habían elegido..
Y en aquel bar de Angelillo, que para nosotros era de nuestro amigo Cecilio hicimos nuestros primeros pinitos como clientes, nos tomamos nuestros primeros vinos o cerveza y jugábamos al dominó o la la brisca. Qué tiempos aquellos, el inicio de una vida de hombrecillos que empezaban a luchar y a disfrutar para convertirse en verdaderos hombres.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
¡Qué bonito Manuel Lara, y qué recuerdos de su infancia!
Estás en lo cierto cuando te consideras que fuiste un niño afortunado, otros niños, por la clase de trabajo de sus padres, no pudieron compaginar esas dos tareas, y de verdad que si se recuerda esa "importancia" que daba en la niñez, el tener ciertas responsabilidades. Yo me acuerdo que iba al "caño" donde lavaban las mujeres, entre ellas mi madre, iba "mientras siesta" a echar agua a las sábanas que se ponían a "gozar" al sol para blanquear ... (ver texto completo)
Qué hermoso recuerdo de niñez y adolescencia, Manuel! Podemos comprenderlo quienes tuvimos que estudiar y trabajar al mismo tiempo y padres que nos enseñaron el valor del sacrificio. Y no nos frustrados al llegar a grandes. ¡Siempre trabajo y estudio!