MARCIAL Y ROSA
Cuando llega la feria de FUENSANTA siempre viene a mi memoria esta pareja que, sin duda alguna, fueron los adalides y los mejores representantes del baile durante, al menos, unos 50 años. Si existiera un premio para los bailadores de las ferias fuensanteñas, ese sería indudablemente para ellos.
Pero además ellos representaban una muestra viviente ejemplar, en cuanto a su demostración de amor y de compenetración como pareja..
Desde su comienzo como novios, siendo adolescentes pasaron, casi 70 años, toda una vida dedicado el uno para el otro, siempre agarraditos, siempre juntos a todas partes, rebosando cariño y simpatía y disfrutando de su amor abiertamente, a la vista de todos sin tapujos ni absurdos prejuicios.
Este matrimonio, muy conocido por todo el pueblo tuvo cuatro hijos, dos varones y dos hembras, a los que dedicaron como buenos padres sus mayores esfuerzos y sus sacrificios pero ello no le restó ni un ápice a su compromiso matrimonial y a su relación como pareja enamorada. Que había que ir al Parralejo a trabajar en su campo allí estaban Rosa y Marcial, que había que ir a vender joyas por las casas y por los pueblos, allí estaban los dos, que había que bailar en la feria de Fuensanta, todos los días y todos los años, allí estaban Rosa y Marcial. Siempre juntos, siempre luchando, siempre buscándose la vida. Marcial era empleado de la Hermandad, era tratante, compró el teatro de Paquito Lazarico y allí fue empresario teatral, después salón para banquetes de bodas y por último Pub, regentado por su hijo Marcial y posteriormente por su hija Rosa y Damián.
Y lo más significativo de esta pareja es que siempre era agradable estar a su lado porque transmitían alegría, transmitían seguridad, nunca hablaban de sus problemas o de sus penas, que como todo ser humano tendrían, ellos siempre tenían la sonrisa en los labios, su casa abierta para todo el mundo, y los brazos abiertos para contagiar a todo el pueblo su particular e inteligente forma de entender la vida.
Creo que esta pareja ha sido un ejemplo para todos los fuensanteños en cuanto a su testimonio de pareja unida, de pareja ejemplar, que ha demostrado que se puede ser felices amándose durante más de setenta años, permaneciendo unidos y ayudándose los dos, que junto con el cuidado y atención de los hijos, son los objetivos y las metas principales de todo matrimonio. A Marcial y a Rosa no les afectó para nada el divorcio.
Y hoy no me extrañaría que hoy estuvieran marcándose unos bailes en el Cielo.
Cuando llega la feria de FUENSANTA siempre viene a mi memoria esta pareja que, sin duda alguna, fueron los adalides y los mejores representantes del baile durante, al menos, unos 50 años. Si existiera un premio para los bailadores de las ferias fuensanteñas, ese sería indudablemente para ellos.
Pero además ellos representaban una muestra viviente ejemplar, en cuanto a su demostración de amor y de compenetración como pareja..
Desde su comienzo como novios, siendo adolescentes pasaron, casi 70 años, toda una vida dedicado el uno para el otro, siempre agarraditos, siempre juntos a todas partes, rebosando cariño y simpatía y disfrutando de su amor abiertamente, a la vista de todos sin tapujos ni absurdos prejuicios.
Este matrimonio, muy conocido por todo el pueblo tuvo cuatro hijos, dos varones y dos hembras, a los que dedicaron como buenos padres sus mayores esfuerzos y sus sacrificios pero ello no le restó ni un ápice a su compromiso matrimonial y a su relación como pareja enamorada. Que había que ir al Parralejo a trabajar en su campo allí estaban Rosa y Marcial, que había que ir a vender joyas por las casas y por los pueblos, allí estaban los dos, que había que bailar en la feria de Fuensanta, todos los días y todos los años, allí estaban Rosa y Marcial. Siempre juntos, siempre luchando, siempre buscándose la vida. Marcial era empleado de la Hermandad, era tratante, compró el teatro de Paquito Lazarico y allí fue empresario teatral, después salón para banquetes de bodas y por último Pub, regentado por su hijo Marcial y posteriormente por su hija Rosa y Damián.
Y lo más significativo de esta pareja es que siempre era agradable estar a su lado porque transmitían alegría, transmitían seguridad, nunca hablaban de sus problemas o de sus penas, que como todo ser humano tendrían, ellos siempre tenían la sonrisa en los labios, su casa abierta para todo el mundo, y los brazos abiertos para contagiar a todo el pueblo su particular e inteligente forma de entender la vida.
Creo que esta pareja ha sido un ejemplo para todos los fuensanteños en cuanto a su testimonio de pareja unida, de pareja ejemplar, que ha demostrado que se puede ser felices amándose durante más de setenta años, permaneciendo unidos y ayudándose los dos, que junto con el cuidado y atención de los hijos, son los objetivos y las metas principales de todo matrimonio. A Marcial y a Rosa no les afectó para nada el divorcio.
Y hoy no me extrañaría que hoy estuvieran marcándose unos bailes en el Cielo.