El viento sopla con fuerza, furioso, como si quisiera arrasarlo todo, pequeños e insignificantes ante tanta presencia cruel de la naturaleza, así somos, diminutos seres a merced de Alguien que juega con nosotros, indiferente a nuestros deseos, indiferente a nuestro dolor, difícil de entenderlo, difícil de aceptarlo; Envía emisarios que cumplen fielmente sus órdenes, sus terribles órdenes, a veces llegan disfrazados de fuerzas de la naturaleza, otras de armas ávidas de destrucción, otras de la terrible dama negra, que elige a su presa y la arranca de su lugar, sin preguntar nada de nada, y hoy, su visita te ha tocado a ti querida amiga, valiente entre las valientes, diez años de lucha que nunca consiguieron apagar tu sonrisa, que nunca consiguieron verte hundida, flaquear;
¿Me voy a morir? preguntaste anoche a tus hermanos al verlos junto a tu cama; Leíste la respuesta en sus caras y cerraste los ojos sin esperar respuesta, después nada, silencio total y el final a tus cincuenta años de vida. Demasiado pronto. Mañana te acompañaremos en tu último viaje, solo de ida. No entiendo a Dios, ¡con la cantidad de hierbas malas que hay sobre la tierra!
¿Me voy a morir? preguntaste anoche a tus hermanos al verlos junto a tu cama; Leíste la respuesta en sus caras y cerraste los ojos sin esperar respuesta, después nada, silencio total y el final a tus cincuenta años de vida. Demasiado pronto. Mañana te acompañaremos en tu último viaje, solo de ida. No entiendo a Dios, ¡con la cantidad de hierbas malas que hay sobre la tierra!
Hre llorado al leer tus palabras, Mari. Desde lejos se nota que el dolor las ha inspirado. Comparto tu dolor.