En el metro de Caracas, en Venezuela, me encontré con un grupo de muchachas presiosas, con un acento bellísimo. Muy contento les pregunto: ¿españolas?. No! vascas! Y yo, con tada mi cachaza les contesto: Pero hablais muy bien el español! Se quedaron mas moscas mirandose unas a otras!. Y yo tan orgulloso de decir: De España soy, de España vengo y aunque vivo lejos de ella me suiento muy orgulloso de ser español