Los crímenes silenciados de los maquis: revolución contra Franco o brutalidad terrorista.
No todos los guerrilleros surgidos en 1939 resistieron a la dictadura por ideales. Los hubo simplemente que robaron por necesidad, los que colaboraron con estos por amistad o por miedo y los que cometieron los crímenes más horribles sin ninguna motivación política.
Israel Viana.
MADRID. Actualizado: 08/01/2021 10:49h.
«En las acciones protagonizadas por los maquis es difícil trazar la línea que separa la acción revolucionaria en favor de la libertad de la brutalidad terrorista». Así describía Pedro Aguilar el papel de los famosos prófugos antifranquistas que surgieron tras la Guerra Civil. Según el historiador y periodista, «hubo quien se echó al monte por ideales. Hubo quien lo hizo por necesidad y otros por conveniencia. Algunas familias ganaron mucho dinero gracias a los maquis, que pagaban bien los favores. Otras no recibieron un duro y sí numerosas palizas. Todavía hoy, hay quien al hablar de estos guerrilleros en alpargatas menciona el nombre de ETA».
En el mismo artículo publicado por la revista «Añil» en 2001 —bajo el título «Maquis en Guadalajara»—, Aguilar reconstruía las andanzas de algunos de estos personajes en torno a la zona del Alto Tajo. Para ello entrevistó a varios de los guerrilleros supervivientes, así como a amigos y familiares de estos, uno de los cuales subrayó que «la diferencia es que los maquis luchaban contra la dictadura y los etarras lo hacen contra la democracia». Sin embargo, los primeros formaban un grupo tan heterogéneo y diverso que a muchos historiadores les ha resultado difícil delimitar quiénes lo eran realmente y que los movía.
No todos los guerrilleros surgidos en 1939 resistieron a la dictadura por ideales. Los hubo simplemente que robaron por necesidad, los que colaboraron con estos por amistad o por miedo y los que cometieron los crímenes más horribles sin ninguna motivación política.
Israel Viana.
MADRID. Actualizado: 08/01/2021 10:49h.
«En las acciones protagonizadas por los maquis es difícil trazar la línea que separa la acción revolucionaria en favor de la libertad de la brutalidad terrorista». Así describía Pedro Aguilar el papel de los famosos prófugos antifranquistas que surgieron tras la Guerra Civil. Según el historiador y periodista, «hubo quien se echó al monte por ideales. Hubo quien lo hizo por necesidad y otros por conveniencia. Algunas familias ganaron mucho dinero gracias a los maquis, que pagaban bien los favores. Otras no recibieron un duro y sí numerosas palizas. Todavía hoy, hay quien al hablar de estos guerrilleros en alpargatas menciona el nombre de ETA».
En el mismo artículo publicado por la revista «Añil» en 2001 —bajo el título «Maquis en Guadalajara»—, Aguilar reconstruía las andanzas de algunos de estos personajes en torno a la zona del Alto Tajo. Para ello entrevistó a varios de los guerrilleros supervivientes, así como a amigos y familiares de estos, uno de los cuales subrayó que «la diferencia es que los maquis luchaban contra la dictadura y los etarras lo hacen contra la democracia». Sin embargo, los primeros formaban un grupo tan heterogéneo y diverso que a muchos historiadores les ha resultado difícil delimitar quiénes lo eran realmente y que los movía.