"Por dónde va el día
Cocido fiscal
El tema de la semana son los impuestos, y entre unos y otros nos está quedando un buen potaje.
La ministra de Hacienda está preparando una subida del IRPF para los ingresos que no vengan del salario sino de rentabilizar patrimonio o inversiones. Y no para todos: solo para los que sumen más de 140.000 euros. Es decir, subirle los impuestos a los más ricos, que son los que más ganan por esas vías, como vimos ayer.
Pero mientras esperamos que eso se anuncie formalmente, un barón del PSOE ha decidido marcar su propia estrategia. El president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, dice que rebajará el IRPF a rentas de menos de 60.000 euros. En vez de subir a los más ricos, bajas a todos menos a los más ricos.
Moncloa, molesta. Patxi López, en nombre del PSOE, ha dicho que entrar en la carrera de a ver quién cobra menos impuestos no es muy de izquierdas.
Unidas Podemos pide que se limite la capacidad de las comunidades autónomas de rebajar los impuestos para frenar esta tendencia que lideran gobiernos populares como el de Andalucía o Madrid. O Galicia, que también puja: hace una rebaja del IRPF que suena muy bonita pero que supone un ahorro de 46 euros para las rentas medias y de 4.400 euros a las más altas.
Vamos a meterle un ingrediente más a este cocido fiscal. El Impuesto de Sociedades, o sea, el que pagan las empresas en función de lo que facturan, está trucado. Algo no funciona cuando los beneficios no paran de crecer pero la recaudación sigue hundida, como si estuviéramos en la crisis financiera de 2008. ¿Por qué pasa esto? Porque ha habido reformas legales para que las grandes empresas y multinacionales paguen menos. Así de fácil.
Lo que salta a la vista es que: unos bajan impuestos a los que menos tienen y los liberales se los baja a quienes no lo necesitan. Más claro aun: el liberalismo y la ultraderecha buscan desmontar el Estado del Bienestar.
Más claro para todos: los impuestos son imprescindibles para mantener el Estado del Bienestar.
Cocido fiscal
El tema de la semana son los impuestos, y entre unos y otros nos está quedando un buen potaje.
La ministra de Hacienda está preparando una subida del IRPF para los ingresos que no vengan del salario sino de rentabilizar patrimonio o inversiones. Y no para todos: solo para los que sumen más de 140.000 euros. Es decir, subirle los impuestos a los más ricos, que son los que más ganan por esas vías, como vimos ayer.
Pero mientras esperamos que eso se anuncie formalmente, un barón del PSOE ha decidido marcar su propia estrategia. El president de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, dice que rebajará el IRPF a rentas de menos de 60.000 euros. En vez de subir a los más ricos, bajas a todos menos a los más ricos.
Moncloa, molesta. Patxi López, en nombre del PSOE, ha dicho que entrar en la carrera de a ver quién cobra menos impuestos no es muy de izquierdas.
Unidas Podemos pide que se limite la capacidad de las comunidades autónomas de rebajar los impuestos para frenar esta tendencia que lideran gobiernos populares como el de Andalucía o Madrid. O Galicia, que también puja: hace una rebaja del IRPF que suena muy bonita pero que supone un ahorro de 46 euros para las rentas medias y de 4.400 euros a las más altas.
Vamos a meterle un ingrediente más a este cocido fiscal. El Impuesto de Sociedades, o sea, el que pagan las empresas en función de lo que facturan, está trucado. Algo no funciona cuando los beneficios no paran de crecer pero la recaudación sigue hundida, como si estuviéramos en la crisis financiera de 2008. ¿Por qué pasa esto? Porque ha habido reformas legales para que las grandes empresas y multinacionales paguen menos. Así de fácil.
Lo que salta a la vista es que: unos bajan impuestos a los que menos tienen y los liberales se los baja a quienes no lo necesitan. Más claro aun: el liberalismo y la ultraderecha buscan desmontar el Estado del Bienestar.
Más claro para todos: los impuestos son imprescindibles para mantener el Estado del Bienestar.