LOS MUROS QUE NOS APRISIONAN SON MENTALES, NO REALES:
Uno oso recorría constantemente, arriba y abajo, los seis metros de largo que tenía la jaula.
Cuando, al cabo de cinco años, quitaron la jaula,
el oso siguió recorriendo, arriba y abajo, los seis metros, como si estuviera la jaula.
Y ESTABA... PARA ÉL.
Uno oso recorría constantemente, arriba y abajo, los seis metros de largo que tenía la jaula.
Cuando, al cabo de cinco años, quitaron la jaula,
el oso siguió recorriendo, arriba y abajo, los seis metros, como si estuviera la jaula.
Y ESTABA... PARA ÉL.