A mi me gustaría que esta ley, no sirviera para que los errores médicos, se quedaran en agua de borrajas; no sé si me explico. Igualmente sobre este tema, creo que el paciente tiene, debería tener la última palabra, por encima de herederos, econsejadores, y algún que otro auxiliador expiritual eclesiastico o laico. No sé, creo que me he metido en un berzal.