La maldad se ha apoderado de los hombres de este mundo, pero no se ve a simple vista, pues anda oculta en el fondo de sus corazones. Piensan que hacen grandes cosas, aunque luego sus inventos los utilizan para dominar y matar a seres inocentes. Su estado es de completa ceguera, ya que su orgullo y sed de dominio y poder les impide ver y escuchar los débiles y apagados gritos de su corazón y conciencia. Ya nada les detiene y caerán aplastados por la maldad que ellos mismos han ido alimentando en su osadía y temeridad, al querer conseguir algo que sólo con amor y humildad se puede lograr. Los buenos se purificarán y los malos se perderán. Tómese nota de esta advertencia.