Pues sigamos en este tema que ya que he puesto alguna canción de mi plaza querida, la de los esqueletos; hoy puedo recordar otra mas corta.
¿Quien nos la enseñó?
No lo sé pero la cantábamos en mi Ciruelos del alma y éramos los niños mas felices del mundo sin demasiado. Nos teníamos a nosotros, a nuestros juegos, a nuestras familias y nada ni nadie podía con nosotros. O eso pensábamos.
Si alguien de aquellos que jugaban conmigo me hablaran hoy, sería dichosa.
Pero cada uno y cada una iniciamos nuestro propio camino. De aquel punto de la Ruta del Cid en aquella pequeña plaza, a Burgos, a seguir la misma ruta y a enlazar con el Camino de Santiago Francés en Rabé de las Calzadas y en Tardajos de Burgos.
LOS CHINITOS
Los chinitos de la China
cuando no saben que hacer
tiran piedras a lo alto
y dicen que va a llover.
¡Qué risas y qué jolgorio!
Echábamos a correr por si de verdad nos caían las piedras de los dichosos chinitos.
¿Quien nos la enseñó?
No lo sé pero la cantábamos en mi Ciruelos del alma y éramos los niños mas felices del mundo sin demasiado. Nos teníamos a nosotros, a nuestros juegos, a nuestras familias y nada ni nadie podía con nosotros. O eso pensábamos.
Si alguien de aquellos que jugaban conmigo me hablaran hoy, sería dichosa.
Pero cada uno y cada una iniciamos nuestro propio camino. De aquel punto de la Ruta del Cid en aquella pequeña plaza, a Burgos, a seguir la misma ruta y a enlazar con el Camino de Santiago Francés en Rabé de las Calzadas y en Tardajos de Burgos.
LOS CHINITOS
Los chinitos de la China
cuando no saben que hacer
tiran piedras a lo alto
y dicen que va a llover.
¡Qué risas y qué jolgorio!
Echábamos a correr por si de verdad nos caían las piedras de los dichosos chinitos.