Mi pueblo es una República Independiente que celebra San Antonio el 13 de junio, aunque el patrón es San Andrés. Pasa que como este último es el 30 de noviembre y en esa fechas siempre nevaba o hacía frío, se cogió uno más templado.
La cuestión era sacar un santo de escayola a pasear después de la correspondiente misa y ¡hala! todos a tomar el aperitivo. Como la república es pequeñita-unos 25 vecinos-había mucha unión y todos bebíamos en el único bar del pueblo. Allí bebías el blanco, la mistela y el vermú, comprabas la sal y el azúcar, la fruta, los embutidos y hasta las albarcas si hacían falta.
La fiesta seguía por la tarde... pero yo no me acuerdo lo que se hacía porque ya estaba borracho para entonces... bueno, sé que venía mucha gente y se bailaba y esas cosas que se hacían en las romerías... y que ya, por desgracia, apenas se hacen.
Por la noche, después de la romería, cenábamos. Entonces, con la ingesta de alimentos, se pasaba un poco la cogorza y salíamos todo el pueblo-sin excepción- a bailar a la verbena. Dicha verbena se convertía en el punto álgido de la fiesta, lo más divertido, no había edades, ni cortapisas..... en fin, momentos inolvidables que, desgraciadamente, no volverán... ¡snif, snif! (se me cae el moco recordando). Un saludo y un brindis por aquellos tiempos.
La cuestión era sacar un santo de escayola a pasear después de la correspondiente misa y ¡hala! todos a tomar el aperitivo. Como la república es pequeñita-unos 25 vecinos-había mucha unión y todos bebíamos en el único bar del pueblo. Allí bebías el blanco, la mistela y el vermú, comprabas la sal y el azúcar, la fruta, los embutidos y hasta las albarcas si hacían falta.
La fiesta seguía por la tarde... pero yo no me acuerdo lo que se hacía porque ya estaba borracho para entonces... bueno, sé que venía mucha gente y se bailaba y esas cosas que se hacían en las romerías... y que ya, por desgracia, apenas se hacen.
Por la noche, después de la romería, cenábamos. Entonces, con la ingesta de alimentos, se pasaba un poco la cogorza y salíamos todo el pueblo-sin excepción- a bailar a la verbena. Dicha verbena se convertía en el punto álgido de la fiesta, lo más divertido, no había edades, ni cortapisas..... en fin, momentos inolvidables que, desgraciadamente, no volverán... ¡snif, snif! (se me cae el moco recordando). Un saludo y un brindis por aquellos tiempos.