Putiferio universitario en la
antigüedad.
Felipe II, que visitó
Salamanca con motivo de su boda con Manuela de
Portugal,
queda asombrado de cómo esta sobria y señorial capital de la Meseta funde en su seno el templo del saber, la luminaria del cristianismo europeo, el dogma y la palabra, y al mismo tiempo el ocio y la diversión sin límites ni miramientos. Y es que Salamanca en aquellos años encierra en su seno a más de ocho mil estudiantes (sirva como dato esclarecedor que
Madrid tenía once mil
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