Responder al mensaje enviado por Ferisa 11/02/2012 a las 11:44
La República que nos prometen sería una República con todos los defectos y todas las falsedades que ha tenido que soportar durante los últimos años la admirable vitalidad del pueblo
francés. Entre las logias, la justicia más mediatizada que nunca por la
política, la sequedad espiritual y alguno que otro affaire a la
francesa,
¿qué sería de
España? Y en cuanto a las otras izquierdas - el
socialismo -, nadie podrá abrigar la misma esperanza. En el socialismo, fuera de dos o tres ideólogos cada vez menos influyentes, sólo hay dos clases de elementos a cuál menos estimables: un equipo de viejos zorros duchos en picardías
políticas y habituados a los mismos burgueses, y una masa rencorosa cada vez más cerrada a todas sensibilidad espiritual, bolchevizada, encendida de rabia por una
Prensa inmunda y a las que se prepara para la revolución por medio de las drogas más adecuadas: el materialismo, el desnudismo y el amor libre. Para los marxistas, el obrero no es interesante sino como carne de revolución; por eso su campo de cultivo es el proletariado urbano, siempre más rencoroso y más imputo. El marxismo es una organización para el envenenamiento de las masas, que hay que extirpar implacablemente.
Tal es el panorama de España: un
Gobierno centro que languidece en su consunción; unas derechas faltas de fe y de empuje; unas izquierdas antinacionales. Y, olvida, España. Esa España que en medio de tantos gritos, aguarda la revolución verdadera: la que le devuelva un quehacer histórico interesante y grande, y la organice de arriba abajo de una manera justa; la que acabe con el escepticismo, con el hambre de tantos y con el lujo parasitario de unos pocos. Esa es la nuestra nuestra. Si seguimos animosos y unidos, si reiteramos cada día el voto de sacrificio que sellaron con sangre nuestros mártires, ¡qué gran año, camaradas, puede ser el 1935 para nosotros y para España!
JOSE ANTONIO =27 de agosto 1934=