De acuerdo con la consonancia pero voy a discrepar respecto al resto de su opinión. Fíjese usted, lo que menos me preocupa es la forma de expresarse que puedan tener los jóvenes, sin generalizar, porque suelen ser reflejos de lo aprendido en su propia casa. Usted lo negará poniendo su propio ejemplo a pesar de no ser un factor generalizado.
Los ejemplos que trae, como “tía”, “hostia” “joder (en todas sus conjugaciones” no se la puede endosar la patente a la juventud, por estar muy arraigados en nuestra lengua y a nivel de todas las edades sin distinción… exagero, a partir de los 3 o 4 años. Tampoco voy a reconocerle que le suene cualquiera de esas palabras peor si las pronuncia una mujer. Sin embargo puedo aceptar que no haya superado ese estado, en el que al hombre se nos consiente todo y nada a las mujeres. Y por supuesto ahí no entraré.
Se que en un post anterior a usted no le gustó que en vez de bar, trajese a memoria la “tasca” y/o la “taberna”. Pero entre usted a uno de ellos y dígame cuántos jóvenes encuentra y hábleme del leguaje que se escucha entre, disculpe la redundancia, los menos jóvenes.
Es un echo que se da a todos los niveles y en infinidad de ellos se pueden oír “gilipollas” “hdp” y todo un rosario de palabras mal sonantes. Peor llevo que en medios de comunicación nos inunden de anglicismos y peor, bastante distorsionados
Los ejemplos que trae, como “tía”, “hostia” “joder (en todas sus conjugaciones” no se la puede endosar la patente a la juventud, por estar muy arraigados en nuestra lengua y a nivel de todas las edades sin distinción… exagero, a partir de los 3 o 4 años. Tampoco voy a reconocerle que le suene cualquiera de esas palabras peor si las pronuncia una mujer. Sin embargo puedo aceptar que no haya superado ese estado, en el que al hombre se nos consiente todo y nada a las mujeres. Y por supuesto ahí no entraré.
Se que en un post anterior a usted no le gustó que en vez de bar, trajese a memoria la “tasca” y/o la “taberna”. Pero entre usted a uno de ellos y dígame cuántos jóvenes encuentra y hábleme del leguaje que se escucha entre, disculpe la redundancia, los menos jóvenes.
Es un echo que se da a todos los niveles y en infinidad de ellos se pueden oír “gilipollas” “hdp” y todo un rosario de palabras mal sonantes. Peor llevo que en medios de comunicación nos inunden de anglicismos y peor, bastante distorsionados