DESDE MI ATALAYA
DE BODA
Se casaba en mi pueblo, Fuensanta (Jaén), para mi el pueblo mejor de España, Delfín hijo de mi primo Miguel, el último de los matrimonios de esta familia que ya disfruta de tres nietos porque sus otros dos hijos ya se casaron hace unos años. Nos vinimos de Estepona, nos pusimos guapos y, ¡ala!, a acompañarlos, a pasar por la iglesia, y ante nuestra patrona, la Virgen de las Mercedes, convertir en matrimonio a esta pareja para que formen su hogar, para que disfruten de su amor y para que sean todo lo felices que merecen y que desde aquí nosotros les deseamos.
Hacía un día veraniego, parecía como si hubiera vuelto otra vez ese verano que tanto color nos dejó meses atrás, pero como no era natural esa temperatura en estas fechas, a la salida de la ceremonia, que por cierto resultó muy entrañable y muy Íntima, en la que familiares y amigos de ambas familias, de Huelma y de Fuensanta, llenaban totalmente el templo y asistían a la Santa Misa a la vez que presenciaban la celebración del sacramento, la lluvia hizo su acto de presencia, y aunque tímidamente, ya empezó a rebajar la temperatura y a manifestar que el veranillo inesperado era más bien una utopía que una auténtica realidad.
Y nos fuimos todos hacia Martos para disfrutar del banquete, en coche o en autobús, pues yo calculo que seríamos más de doscientas personas y allí en la copa de espera que celebramos en un jardín, por cierto que la lluvia hizo un alto para que pudiéramos disfrutar de las copas, los canapés, las frituras y las bebidas, a la vez que charlábamos y compartíamos todos unos momentos de amistad y de convivencia muy gratificantes y muy afectivos. Por cierto hoy me ha dado cuenta de que aquellos que antiguamente llamaban catetos o pueblerinos a los de los que procedíamos de lugares apartadas de la capital o de las grandes ciudades ýa no pueden seguir pensando eso. porque ha desaparecido totalmente. Hoy he comprobado lo bellas que son las mujeres de nuestro pueblo o de Huelma, Lo bien que visten, y lo bien que viven, esos matrimonios jóvenes a los que de se ve saber disfrutar de su juventud y de su amor. sin tantos prejuicios o limitaciones como los que nosotros padecíamos, y lo que decía en un principio ya no hay catetos ya hay igualdad en todos los sentidos y eso es muy bueno porque los ciudadanos somos todos de primera división.
Entramos después al salón, la verdad es que ya casi comidos y bebidos, pero allí nos esperaban aún los mariscos, la carne, el pescado, el postre, la tarta, y toda clase de bebidas para saciar a los estómagos más exigentes. De vuelta a Fuensanta y en la discoteca, propiedad de mi primo Miguel, música, baile y barra libre mientras el tiempo aguantara.
Magnífica boda Miguel y Maruja podéis estar orgullosos de que habéis ofrecido a vuestros invitados un magnífico banquete, de que Delfín habrá disfrutado de sus padres y de su boda y lo que ahora tenemos todos que desear es que el nuevo matrimonio sea muy feliz y que se cumpla lo que ellos han prometido en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe. Que así sea.
DE BODA
Se casaba en mi pueblo, Fuensanta (Jaén), para mi el pueblo mejor de España, Delfín hijo de mi primo Miguel, el último de los matrimonios de esta familia que ya disfruta de tres nietos porque sus otros dos hijos ya se casaron hace unos años. Nos vinimos de Estepona, nos pusimos guapos y, ¡ala!, a acompañarlos, a pasar por la iglesia, y ante nuestra patrona, la Virgen de las Mercedes, convertir en matrimonio a esta pareja para que formen su hogar, para que disfruten de su amor y para que sean todo lo felices que merecen y que desde aquí nosotros les deseamos.
Hacía un día veraniego, parecía como si hubiera vuelto otra vez ese verano que tanto color nos dejó meses atrás, pero como no era natural esa temperatura en estas fechas, a la salida de la ceremonia, que por cierto resultó muy entrañable y muy Íntima, en la que familiares y amigos de ambas familias, de Huelma y de Fuensanta, llenaban totalmente el templo y asistían a la Santa Misa a la vez que presenciaban la celebración del sacramento, la lluvia hizo su acto de presencia, y aunque tímidamente, ya empezó a rebajar la temperatura y a manifestar que el veranillo inesperado era más bien una utopía que una auténtica realidad.
Y nos fuimos todos hacia Martos para disfrutar del banquete, en coche o en autobús, pues yo calculo que seríamos más de doscientas personas y allí en la copa de espera que celebramos en un jardín, por cierto que la lluvia hizo un alto para que pudiéramos disfrutar de las copas, los canapés, las frituras y las bebidas, a la vez que charlábamos y compartíamos todos unos momentos de amistad y de convivencia muy gratificantes y muy afectivos. Por cierto hoy me ha dado cuenta de que aquellos que antiguamente llamaban catetos o pueblerinos a los de los que procedíamos de lugares apartadas de la capital o de las grandes ciudades ýa no pueden seguir pensando eso. porque ha desaparecido totalmente. Hoy he comprobado lo bellas que son las mujeres de nuestro pueblo o de Huelma, Lo bien que visten, y lo bien que viven, esos matrimonios jóvenes a los que de se ve saber disfrutar de su juventud y de su amor. sin tantos prejuicios o limitaciones como los que nosotros padecíamos, y lo que decía en un principio ya no hay catetos ya hay igualdad en todos los sentidos y eso es muy bueno porque los ciudadanos somos todos de primera división.
Entramos después al salón, la verdad es que ya casi comidos y bebidos, pero allí nos esperaban aún los mariscos, la carne, el pescado, el postre, la tarta, y toda clase de bebidas para saciar a los estómagos más exigentes. De vuelta a Fuensanta y en la discoteca, propiedad de mi primo Miguel, música, baile y barra libre mientras el tiempo aguantara.
Magnífica boda Miguel y Maruja podéis estar orgullosos de que habéis ofrecido a vuestros invitados un magnífico banquete, de que Delfín habrá disfrutado de sus padres y de su boda y lo que ahora tenemos todos que desear es que el nuevo matrimonio sea muy feliz y que se cumpla lo que ellos han prometido en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe. Que así sea.