Dicen que hace un tiempo llego a Correos una carta dirigida a Dios. El funcionario no sabia que hacer con ella, y despues de pensar y repensar
decidio abrirla. La carta decia:
Querido Dios, soy una anciana de 80 años a la que hace unos dias atracaron unos desalmados quitandome los 600 € que acababa de cobrar de mi pensión. Con ellos pensaba comprar la cena de Navidad y todos los regalos para pasar esas fechas con mis dos amigas, ya que este año toca celebrarlas en mi casa. No me han dejado nada. No tengo ni un euro mas. No se que hacer, ni se a quien acudir ya que soy viuda, no tengo hijos ni parientes, solo te tengo a ti Dios que nunca me has fallado.
El funcionario de correos se sintio sobrecogido por la lectura y llamo a todos sus compañeros para que la leyesen. En unos instantes todos acordaron que se tenian que rascar los bolsillos. Cada uno puso lo que pudo y una vez finalizada la colecta devolvieron la carta a la remitente.
Pasadas unas semanas aparecio otra carta dirgida a Dios. Rapidamente el funcionario llamo a todos sus compañeros y comenzaron a leerla y decia:
Querido Dios. Muchas gracias por todo. Gracias a ti hemos podido pasar, mis amigas y yo, las mejores Navidades que recuerdo. Todas se quedaron muy contentas con los regalos, las cenas etc. Un exito. No esperaba menos de ti.
P. D. tambien te tengo que decir que faltaban 80 €, claro se los habran quedado lo h. de p. de los funcionarios de correos.
decidio abrirla. La carta decia:
Querido Dios, soy una anciana de 80 años a la que hace unos dias atracaron unos desalmados quitandome los 600 € que acababa de cobrar de mi pensión. Con ellos pensaba comprar la cena de Navidad y todos los regalos para pasar esas fechas con mis dos amigas, ya que este año toca celebrarlas en mi casa. No me han dejado nada. No tengo ni un euro mas. No se que hacer, ni se a quien acudir ya que soy viuda, no tengo hijos ni parientes, solo te tengo a ti Dios que nunca me has fallado.
El funcionario de correos se sintio sobrecogido por la lectura y llamo a todos sus compañeros para que la leyesen. En unos instantes todos acordaron que se tenian que rascar los bolsillos. Cada uno puso lo que pudo y una vez finalizada la colecta devolvieron la carta a la remitente.
Pasadas unas semanas aparecio otra carta dirgida a Dios. Rapidamente el funcionario llamo a todos sus compañeros y comenzaron a leerla y decia:
Querido Dios. Muchas gracias por todo. Gracias a ti hemos podido pasar, mis amigas y yo, las mejores Navidades que recuerdo. Todas se quedaron muy contentas con los regalos, las cenas etc. Un exito. No esperaba menos de ti.
P. D. tambien te tengo que decir que faltaban 80 €, claro se los habran quedado lo h. de p. de los funcionarios de correos.