AQUEL HOMBRE ANCIANO, QUE VOLV IÓ A SU TIERRA A DESPEDIRSE
Era el año 1936, a finales del mes de mayo, cuando aquel hombre anciano, viendo que se aproximaba su muerte, decidió regresar a su tierra, para despedirse de sus hijos, que eran cinco, tres hombres y dos mujeres, tres de ellos casados, ya todos ellos mayores, y solo el hijo pequeño estaba sin pareja, Su pasado fue turbulento, y tuvo que separarse de la madre de sus hijos, al marcharse de emigrante a Francia, al terminarse la primera guerra mundial, el año 1918, y aunque intento llevarse a toda su familia con él, su rara esposa se negó, diciendo que estaba el pan seguro en su pueblo, al tener una panadería sus padres, y nunca acepto marcharse a ningún lugar del mundo. El hombre aquel no le quedó más remedio que tenerse que ir él solo, teniendo que abandonar a todos sus hijos en aquel pueblo castellano, donde los comentarios se dividían, con sus críticas a dicha forma de vida, en un ambiente de paro, y con pocas posibilidades de sobrevivir, aquellos años de poco progreso en la Castilla Profunda. Al regresar después de tantos años, su presencia en aquel lugar, fue comentada, haciendo comentarios de todo valor, que aquel hombre ya anciano, que no le importaron para nada, los hijos casados, le recibieron con naturalidad, pero los dos solteros, le dieron de lado, el anciano intento convencerlos, de que no fue posible, un arreglo de entendimiento con su madre, más aquellos dos hijos más influenciados, por las palabras y consejos de la madre, no le quisieron ni recibir, ya que le consideraban culpable, de aquel fracaso matrimonial, Aquellos días de descanso, en su antigua tierra, le hicieron sentirse bien, pero en su mente y su corazón, sentía todo aquel recorrido por el mundo, acordándose de sus hijos, y a la vez, de su compañera en Francia, que era de la localidad de Segovia, de Cantimpalo. Aquel viaje que sería el final de su recorrido, por este mundo, terminaría muy pronto, en aquellos días próximos al inicio de la Guerra Civil española, aquel anciano después de despedirse de sus hijos y cinco nietos, se marchó, para volver por el camino de Francia, llegando a Medina del Campo, y subiendo a un tren, que sería la última vez, que se le llego a ver, y desde ese momento, su desaparición fue absoluta, sus dos hermanos en Francia le esperaban, pero nunca llegó, y en su pueblo natal nada supieron de él, nadie comunico nada de su final de vivir. Uno de sus hijos solteros, murió en el frente de Brunete, y dos de sus yernos, murieron uno fusilado, y el otro en el frente de Toledo. La esposa del anciano, para poder cobrar el fallecimiento de su hijo, muerto dentro de una ambulancia, de un cañonazo cerca de Brunete, la obligaron a presentar la defunción de su marido, que ella aunque se movilizo para poderlo lograr fue imposible, ni el Boletín Oficial del Estado, dándole por desaparecido, pudo lograrlo, Aquel hombre se marchó de esta vida sin dejar huella. Algunos paisanos pensaron y comentaron, o bien no le dio tiempo de llegar a Francia, o bien en Francia falleció lejos de sus hermanos, nadie sabe donde fue enterrado, y tampoco donde terminó. Fue de los muchos seres humanos desaparecidos, en aquellos momentos trágicos, donde la vida de los seres humanos, había personas que no las daban ningún valor, este hombre se marchó de la Castilla Profunda, cómo otros muchos, sin saber ni sus familiares donde podrían encontrar sus huesos, El anciano se ve que tenía en su mente, recorrer aquel camino sin retorno, y aunque los nietos hablaron mucho de sus pasos, nadie logro jamás saber nada de nada, de sus últimas horas en esta vida, dejando detrás una sombra misteriosa.
G X Cantalapiedra. En Madrid a - 4 – de febrero de 2018.
Era el año 1936, a finales del mes de mayo, cuando aquel hombre anciano, viendo que se aproximaba su muerte, decidió regresar a su tierra, para despedirse de sus hijos, que eran cinco, tres hombres y dos mujeres, tres de ellos casados, ya todos ellos mayores, y solo el hijo pequeño estaba sin pareja, Su pasado fue turbulento, y tuvo que separarse de la madre de sus hijos, al marcharse de emigrante a Francia, al terminarse la primera guerra mundial, el año 1918, y aunque intento llevarse a toda su familia con él, su rara esposa se negó, diciendo que estaba el pan seguro en su pueblo, al tener una panadería sus padres, y nunca acepto marcharse a ningún lugar del mundo. El hombre aquel no le quedó más remedio que tenerse que ir él solo, teniendo que abandonar a todos sus hijos en aquel pueblo castellano, donde los comentarios se dividían, con sus críticas a dicha forma de vida, en un ambiente de paro, y con pocas posibilidades de sobrevivir, aquellos años de poco progreso en la Castilla Profunda. Al regresar después de tantos años, su presencia en aquel lugar, fue comentada, haciendo comentarios de todo valor, que aquel hombre ya anciano, que no le importaron para nada, los hijos casados, le recibieron con naturalidad, pero los dos solteros, le dieron de lado, el anciano intento convencerlos, de que no fue posible, un arreglo de entendimiento con su madre, más aquellos dos hijos más influenciados, por las palabras y consejos de la madre, no le quisieron ni recibir, ya que le consideraban culpable, de aquel fracaso matrimonial, Aquellos días de descanso, en su antigua tierra, le hicieron sentirse bien, pero en su mente y su corazón, sentía todo aquel recorrido por el mundo, acordándose de sus hijos, y a la vez, de su compañera en Francia, que era de la localidad de Segovia, de Cantimpalo. Aquel viaje que sería el final de su recorrido, por este mundo, terminaría muy pronto, en aquellos días próximos al inicio de la Guerra Civil española, aquel anciano después de despedirse de sus hijos y cinco nietos, se marchó, para volver por el camino de Francia, llegando a Medina del Campo, y subiendo a un tren, que sería la última vez, que se le llego a ver, y desde ese momento, su desaparición fue absoluta, sus dos hermanos en Francia le esperaban, pero nunca llegó, y en su pueblo natal nada supieron de él, nadie comunico nada de su final de vivir. Uno de sus hijos solteros, murió en el frente de Brunete, y dos de sus yernos, murieron uno fusilado, y el otro en el frente de Toledo. La esposa del anciano, para poder cobrar el fallecimiento de su hijo, muerto dentro de una ambulancia, de un cañonazo cerca de Brunete, la obligaron a presentar la defunción de su marido, que ella aunque se movilizo para poderlo lograr fue imposible, ni el Boletín Oficial del Estado, dándole por desaparecido, pudo lograrlo, Aquel hombre se marchó de esta vida sin dejar huella. Algunos paisanos pensaron y comentaron, o bien no le dio tiempo de llegar a Francia, o bien en Francia falleció lejos de sus hermanos, nadie sabe donde fue enterrado, y tampoco donde terminó. Fue de los muchos seres humanos desaparecidos, en aquellos momentos trágicos, donde la vida de los seres humanos, había personas que no las daban ningún valor, este hombre se marchó de la Castilla Profunda, cómo otros muchos, sin saber ni sus familiares donde podrían encontrar sus huesos, El anciano se ve que tenía en su mente, recorrer aquel camino sin retorno, y aunque los nietos hablaron mucho de sus pasos, nadie logro jamás saber nada de nada, de sus últimas horas en esta vida, dejando detrás una sombra misteriosa.
G X Cantalapiedra. En Madrid a - 4 – de febrero de 2018.