LOS AÑOS NOS VAN MARCANDO
A veces vemos la vida, como una rara lección, donde páginas escritas pueden darnos solución, buscamos sobre la marcha, palabras de exclamación, para marcar los destinos que nunca darán pasión, vamos tranquilos buscando esa ruta del amor, y vamos envejeciendo con nublada comprensión. Al sentirnos con más años vamos perdiendo ilusión, y aunque subamos peldaños notamos la confusión. Como piedras de un camino donde canta el ruiseñor, no sabemos nuestro signo cuando te sientes mayor. Las palabras van marchando sin saber su dirección, tan solo vamos logrando cobrar la jubilación. Sin entender de arrogancia, ni buscar la incomprensión, solitarios en distancia sufrimos desilusión. De nada valen consejos, de podo vale el valor, si ves el camino muerto no puede existir amor. Los años vienen deprisa, dejándonos confusión, la vida te da esa brisa de buscar una evasión. Cuando pasas de setenta, cuando pierdes la razón, no quieres llevar la cuenta de esa mala perdición. Años que fueron pasando, en completa transición, la vida te va dejando amarguras de intención. Hay momentos en la vida repletos de comprensión, y quieres verla extendida sin buscar una evasión. Los años dejan arrugas, los años borran pasión, Hay años que son dulzuras si les vives con amor. Que nadie rompa tu vida, aunque te sientas mayor, ni debes sufrir la herida del penoso desamor. Las penas se van marchando, cuando aflora la ilusión, por detrás se va quedando, la sombra del desamor. Los años siguen su curso, la mujer se hace mayor, más siempre queda el recurso de buscar nueva emoción. Desde niña me enseñaron a caminar por la vida, y en Villanueva brotaron como una antorcha encendida. Ser manchega y toledana, lo llevo en mi condición, y me siento más humana en tan buena tradición.
Rosario Fajardo Blanco.
A veces vemos la vida, como una rara lección, donde páginas escritas pueden darnos solución, buscamos sobre la marcha, palabras de exclamación, para marcar los destinos que nunca darán pasión, vamos tranquilos buscando esa ruta del amor, y vamos envejeciendo con nublada comprensión. Al sentirnos con más años vamos perdiendo ilusión, y aunque subamos peldaños notamos la confusión. Como piedras de un camino donde canta el ruiseñor, no sabemos nuestro signo cuando te sientes mayor. Las palabras van marchando sin saber su dirección, tan solo vamos logrando cobrar la jubilación. Sin entender de arrogancia, ni buscar la incomprensión, solitarios en distancia sufrimos desilusión. De nada valen consejos, de podo vale el valor, si ves el camino muerto no puede existir amor. Los años vienen deprisa, dejándonos confusión, la vida te da esa brisa de buscar una evasión. Cuando pasas de setenta, cuando pierdes la razón, no quieres llevar la cuenta de esa mala perdición. Años que fueron pasando, en completa transición, la vida te va dejando amarguras de intención. Hay momentos en la vida repletos de comprensión, y quieres verla extendida sin buscar una evasión. Los años dejan arrugas, los años borran pasión, Hay años que son dulzuras si les vives con amor. Que nadie rompa tu vida, aunque te sientas mayor, ni debes sufrir la herida del penoso desamor. Las penas se van marchando, cuando aflora la ilusión, por detrás se va quedando, la sombra del desamor. Los años siguen su curso, la mujer se hace mayor, más siempre queda el recurso de buscar nueva emoción. Desde niña me enseñaron a caminar por la vida, y en Villanueva brotaron como una antorcha encendida. Ser manchega y toledana, lo llevo en mi condición, y me siento más humana en tan buena tradición.
Rosario Fajardo Blanco.