Tremendo la vida en los cortijos. Compañeros de trabajo tuve que me contaron como Vivian en un cortijo cordobés. Su padre murio de hambre. Jamás vieron al amo, y el que cortaba el bacalao era un capataz tirano. No tenían escuela y los hacían ir a misa los Domingos a mas de siete Km. No les dejaban tener gallinas ni conejos, porque decía el capataz que las iban a alimentar con el producto de la finca. En los años sesenta cuando los campos se iban quedando vacíos, habían oído decir que en el norte había mucho trabajo, pero no podían marcharse porque no tenían dinero para el viaje.
Él y otro joven decidieron irse a la ventura. Montaron clandestinos en un tren para Madrid. cuando llegaba el revisor los echaba y a esperar a otro tren. Vivían de lo que afanaban en huertos y tiendas y fueron detenidos dos veces por la G. Cibil. Tras muchas peripecias llegaron a asturias donde encontraron trabajo en las minas, para terminar en Bilbao donde no tardaron en llegar sus hermanos. Y en Bilbao vivieron y murieron, y dejaron descendencia.
Él y otro joven decidieron irse a la ventura. Montaron clandestinos en un tren para Madrid. cuando llegaba el revisor los echaba y a esperar a otro tren. Vivían de lo que afanaban en huertos y tiendas y fueron detenidos dos veces por la G. Cibil. Tras muchas peripecias llegaron a asturias donde encontraron trabajo en las minas, para terminar en Bilbao donde no tardaron en llegar sus hermanos. Y en Bilbao vivieron y murieron, y dejaron descendencia.