Esta señora se llama María Martín y tiene 75 años. Los mismos que lleva celebrando el
Día de la Madre en la cuneta donde esta fue fusilada en 1936 por un grupo de falangistas. Y es que
España, el segundo país del mundo con mayor número de fosas comunes (el primero es Camboya), ha sido incapaz de hacer que ancianos como María puedan honrar a sus seres queridos en paz: una vergüenza nacional.