Hola, amigos. Lo mismo que en el caso de AZNAR, me desagrada hablar de Franco. Pero, pues me provocan, hablo. En medio del caos intelectual en que vivimos y del que hablaba SOLZHENISTSYN, cualquier afirmación es posible. Las leyes pueden ser y son muchas veces maravillosas en el papel. De ahí a que se cumplan, hay un abismo. Decir que Franco era socialista me suena parecido a decir que Frankestein era un pigmeo, proveniente de Kenia y traído por comerciantes portugueses. En el momento político actual, la ideología política importa muy poco. Los que mandan son el FMI y el BCE, que son los fortines de los grupos económicos. Los políticos son meros calanchines de esos grupos; son como los equipos de fútbol: se ponen una camiseta y se visten de un color, pero todos juegan el mismo juego: respaldar los intereses de quienes los colocan en el poder, como marionetas. Esta es la triste realidad. ¿Quién la puede cambiar? Seguramente que el CHAPULÍN COLORADO. Cordial saludo. FRANCISCO TOSTÓN DE LA CALLE