Hola, amigos. Gracias por darme la oportunidad de volver sobre el tema de Franco. A la luz de lo que está pasando en nuestra España, de la debacle económica y política en la que estamos sumidos, cualquier reflexión seria es bienvenida. El tiempo va depurando las cosas y los acontecimientos y reduciéndolos en muchos casos a su espina dorsal, a su sustancia histórica. Hicimos algo bueno: la transición a la democracia. Le debemos mucho a ADOLFO SUÁREZ, algo le debemos también al rey Juan Carlos. Pero mucho más a todo el resto de españoles, ustedes y yo que hicimos posible un cambio en tantas cosas positivo. Lo que nunca nos ha funcionado es lo de la economía, ni con populares ni con societas. Porque en eso las cosas no variaron ni con Franco ni después del dictador: estructuras económicas de monopolio, hipertrofia bancaria, poca inversión en industria, poca en educación y mucha, pero mucha corrupción. La misma que en los tiempos del general gallego: enchufados, sobrinos, amiguetes, familiares, amigos, copartidarios. Ellos se siguen repartiendo el ponqué y los demás, las migajas. Con mejores mañas, con mayor disimulo, con mayor sagacidad, pero el mismo asunto. Miren si no al señor BÁRCENAS, el poderoso señor BÁRCENAS, que tiene agarrado por las pelotas al señor RAJOY y a todo el PP y no los suelta. ¿Y qué pasa cuando a uno se agarran por las pelotas? Pues que se le va la voz y no puede hablar. Por eso RAJOY se quedó mudo.