Me ha impactado algo que he leído ahora mismo y que veo que es verdad y se está metiendo con fuerza entre nosotras.
Lo jóvenes no conocen ese sentimiento, pero los mayores sí, es el ir teniendo sensaciones, aquellas sensaciones que te daba cuando, con diez años y en adelante te entraba cuando en el cole al entrar, en cada recreo o al salir te hacían cantar el cara al sol.
O cuando para cualquier asunto tus padres tenían que rogar y suplica a los “señoritos del pueblo” para parir un hijo en la casa de socorro, para apuntar a tus hijos a los colegios etc., si eras algo sospechoso pobre de ti, escuchar la radio, con las puertas y ventanas cerradas y a poco volumen, el mirar a tú alrededor ante de hablar.
En una palabra estamos perdiendo cuotas de libertades y estamos temiendo, aquello que en su día dijo el Fraga, “vamos a preparar buenas sopitas para los mayores en los comedores sociales”…
Lo jóvenes no conocen ese sentimiento, pero los mayores sí, es el ir teniendo sensaciones, aquellas sensaciones que te daba cuando, con diez años y en adelante te entraba cuando en el cole al entrar, en cada recreo o al salir te hacían cantar el cara al sol.
O cuando para cualquier asunto tus padres tenían que rogar y suplica a los “señoritos del pueblo” para parir un hijo en la casa de socorro, para apuntar a tus hijos a los colegios etc., si eras algo sospechoso pobre de ti, escuchar la radio, con las puertas y ventanas cerradas y a poco volumen, el mirar a tú alrededor ante de hablar.
En una palabra estamos perdiendo cuotas de libertades y estamos temiendo, aquello que en su día dijo el Fraga, “vamos a preparar buenas sopitas para los mayores en los comedores sociales”…
¡Anda que eres más antiguo que la pana, ¡Jesús, Jesús, a qué narices viene este cuento ahora, ¡Actualiza el chip, debes tener más años que matusalén!