ejércitos comandados por Franco que, tras la victoria del 1 de abril de 1939, pasó a ser de todos los españoles.
ALEJANDRO TORRÚS
28 MARZO, 2019
Nadie luchó gratis. No lo hizo la URSS por la República y tampoco los aliados fascistas y nazis de la España de Franco. Alemania e Italia fueron claves en la victoria militar de los golpistas del 18 de julio de 1936 y no dudaron en pasar la minuta al general Franco una vez conquistado el poder. Y es que ni la España republicana ni los golpistas del 18 de julio tenían los recursos suficientes para hacer frente a un conflicto que se prolongaría durante casi tres años.
Por tanto, la Guerra Civil supuso, por una parte, el final de las reservas de oro del Banco de España, que habían quedado en manos de la República y, por otra, la creación de una enorme deuda por parte de los ejércitos comandados por Franco que, tras la victoria del 1 de abril de 1939, pasó a ser una deuda de todos los españoles.
El investigador y empresario José Ángel Sánchez Asiaín escribió en la obra La financiación de la Guerra Civil española, Premio Nacional de Historia en 2013, que una de las principales conclusiones de su exhaustivo estudio de las finanzas de la República y del Gobierno de Burgos fue que la "la República pagó el coste de la Guerra Civil con cargo al ahorro que los españoles habían acumulado en el pasado", mientras que Franco "lo financió con el ahorro futuro". "Con lo que los españoles se iban a ver obligados a dejar de consumir en los años sucesivos para satisfacer esa deuda de guerra", proseguía Sánchez Asiaín, que falleció en 2016.
El historiador Ángel Viñas publicó ya en 1979 que la deuda de la España de Franco con la Italia fascista y la Alemania nazi oscilaba entre 5.239 millones a los 6.018 millones de pesetas de la época, lo que suponía alrededor de 700 millones de dólares, pese a que el gobierno franquista se había limitado a señalar en 1949 que la factura se limitaba a algo menos de 1.200 millones de pesetas. La parte más importante de esta deuda correspondía a la Italia fascista, la potencia que más recursos puso para la victoria de las tropas de Franco.
Sin embargo, Italia no fue la principal favorecida por los militares sublevados. En varias ocasiones responsables italianos afearon a los españoles que la Alemania nazi se estaba llevando la mejor parte de los recursos minerales españoles. Y es que los nazis no dieron ninguna facilidad a los franquistas. Ayudaban, sí. Y pasaron factura por todo. Incluso por los servicios de la Legión Cóndor o por los daños que los alemanes pudieron sufrir durante el conflicto. Hubo un tiempo, de hecho, a partir del acuerdo entre España y Alemania de 1941, que los alemanes podían comprar gratis en España: minerales, aceite, naranjas... y todo sin dejar una sola divisa en el Estado español. Así es la guerra y así son las finanzas.
Sin embargo, a pesar de que tanto la URSS como la Alemania nazi y la Italia fascista apoyaron con material bélico a los dos contendientes en la guerra de España, estas ayudas no son comparables ni en términos cuantitativos ni cualitativos. Así lo expresa el historiador Ángel Viñas en Las armas y el oro (Pasado & Presente) donde señala que "los dictadores fascistas dirigieron a Franco un chorro constante de armamento (con frecuencia muy moderno, aunque a veces un tanto superado) y de personal" constituyendo en términos financieros una cantidad total mayor "al total de las reservas del Banco de España que la República invirtió en hacer frente a los gastos bélicos y no bélicos exteriores".
Asimismo, la importancia de la ayuda nazi y fascista para Franco fue vital. Por un motivo lógico: fue rápida. Una vez fracasado el golpe de Estado, el intento de sublevación del Ejército podría haber sido sofocado por las autoridades republicanas. Sin embargo, las democracias europeas dieron la espalda a la República, mientras que Alemania e Italia no dudaron en prestar una ayuda más que decisiva a Franco y los suyos.
"La conclusión es inescapable. El máximo del respaldo exterior recibido por Franco, expresado en términos monetarios, superó ampliamente, muy ampliamente a decir verdad, el total de reservas de oro del Banco de España en julio de 1936, cifradas en unos 715 millones de dólares. Los 991,5 millones de dólares se refieren, obviamente, a las ayudas financieras más o menos identificadas y cuantificadas", escribe Ángel Viñas.
Por su parte, la República vio cómo los grandes bancos extranjeros se negaron a conceder créditos y que prácticamente solo Francia, de una manera modesta, y México comerciaron con el gobierno republicano. Por lo que su única fuente de financiación fueron las 638 toneladas de oro fino disponibles en Madrid a 18 de julio de 1936. De esta cantidad, más de dos terceras partes se enviaron a Rusia y fueron adquiridos por el Gosbank. La mayor parte del tercio restante se vendió en Francia. En conjunto la República ingresó más de 600 millones de dólares', escribe el autor.
La investigación de Ángel Viñas al respecto confirmó que la República había gastado absolutamente todo el oro disponible, por lo que en la URSS, primero, y después en Rusia, no quedaba ni un lingote español. Su investigación concluía que en Rusia no quedaba oro español, que los rusos no parece que estafaran a España, pero que cobraron por todos los servicios y que el oro se vendió en Moscú, pero sólo una parte se gastó en la URSS, en la medida en la que millones de dólares se transfirieron a París.
ALEJANDRO TORRÚS
28 MARZO, 2019
Nadie luchó gratis. No lo hizo la URSS por la República y tampoco los aliados fascistas y nazis de la España de Franco. Alemania e Italia fueron claves en la victoria militar de los golpistas del 18 de julio de 1936 y no dudaron en pasar la minuta al general Franco una vez conquistado el poder. Y es que ni la España republicana ni los golpistas del 18 de julio tenían los recursos suficientes para hacer frente a un conflicto que se prolongaría durante casi tres años.
Por tanto, la Guerra Civil supuso, por una parte, el final de las reservas de oro del Banco de España, que habían quedado en manos de la República y, por otra, la creación de una enorme deuda por parte de los ejércitos comandados por Franco que, tras la victoria del 1 de abril de 1939, pasó a ser una deuda de todos los españoles.
El investigador y empresario José Ángel Sánchez Asiaín escribió en la obra La financiación de la Guerra Civil española, Premio Nacional de Historia en 2013, que una de las principales conclusiones de su exhaustivo estudio de las finanzas de la República y del Gobierno de Burgos fue que la "la República pagó el coste de la Guerra Civil con cargo al ahorro que los españoles habían acumulado en el pasado", mientras que Franco "lo financió con el ahorro futuro". "Con lo que los españoles se iban a ver obligados a dejar de consumir en los años sucesivos para satisfacer esa deuda de guerra", proseguía Sánchez Asiaín, que falleció en 2016.
El historiador Ángel Viñas publicó ya en 1979 que la deuda de la España de Franco con la Italia fascista y la Alemania nazi oscilaba entre 5.239 millones a los 6.018 millones de pesetas de la época, lo que suponía alrededor de 700 millones de dólares, pese a que el gobierno franquista se había limitado a señalar en 1949 que la factura se limitaba a algo menos de 1.200 millones de pesetas. La parte más importante de esta deuda correspondía a la Italia fascista, la potencia que más recursos puso para la victoria de las tropas de Franco.
Sin embargo, Italia no fue la principal favorecida por los militares sublevados. En varias ocasiones responsables italianos afearon a los españoles que la Alemania nazi se estaba llevando la mejor parte de los recursos minerales españoles. Y es que los nazis no dieron ninguna facilidad a los franquistas. Ayudaban, sí. Y pasaron factura por todo. Incluso por los servicios de la Legión Cóndor o por los daños que los alemanes pudieron sufrir durante el conflicto. Hubo un tiempo, de hecho, a partir del acuerdo entre España y Alemania de 1941, que los alemanes podían comprar gratis en España: minerales, aceite, naranjas... y todo sin dejar una sola divisa en el Estado español. Así es la guerra y así son las finanzas.
Sin embargo, a pesar de que tanto la URSS como la Alemania nazi y la Italia fascista apoyaron con material bélico a los dos contendientes en la guerra de España, estas ayudas no son comparables ni en términos cuantitativos ni cualitativos. Así lo expresa el historiador Ángel Viñas en Las armas y el oro (Pasado & Presente) donde señala que "los dictadores fascistas dirigieron a Franco un chorro constante de armamento (con frecuencia muy moderno, aunque a veces un tanto superado) y de personal" constituyendo en términos financieros una cantidad total mayor "al total de las reservas del Banco de España que la República invirtió en hacer frente a los gastos bélicos y no bélicos exteriores".
Asimismo, la importancia de la ayuda nazi y fascista para Franco fue vital. Por un motivo lógico: fue rápida. Una vez fracasado el golpe de Estado, el intento de sublevación del Ejército podría haber sido sofocado por las autoridades republicanas. Sin embargo, las democracias europeas dieron la espalda a la República, mientras que Alemania e Italia no dudaron en prestar una ayuda más que decisiva a Franco y los suyos.
"La conclusión es inescapable. El máximo del respaldo exterior recibido por Franco, expresado en términos monetarios, superó ampliamente, muy ampliamente a decir verdad, el total de reservas de oro del Banco de España en julio de 1936, cifradas en unos 715 millones de dólares. Los 991,5 millones de dólares se refieren, obviamente, a las ayudas financieras más o menos identificadas y cuantificadas", escribe Ángel Viñas.
Por su parte, la República vio cómo los grandes bancos extranjeros se negaron a conceder créditos y que prácticamente solo Francia, de una manera modesta, y México comerciaron con el gobierno republicano. Por lo que su única fuente de financiación fueron las 638 toneladas de oro fino disponibles en Madrid a 18 de julio de 1936. De esta cantidad, más de dos terceras partes se enviaron a Rusia y fueron adquiridos por el Gosbank. La mayor parte del tercio restante se vendió en Francia. En conjunto la República ingresó más de 600 millones de dólares', escribe el autor.
La investigación de Ángel Viñas al respecto confirmó que la República había gastado absolutamente todo el oro disponible, por lo que en la URSS, primero, y después en Rusia, no quedaba ni un lingote español. Su investigación concluía que en Rusia no quedaba oro español, que los rusos no parece que estafaran a España, pero que cobraron por todos los servicios y que el oro se vendió en Moscú, pero sólo una parte se gastó en la URSS, en la medida en la que millones de dólares se transfirieron a París.