Los campos de concentración de Franco (5/10)
Se creó el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas en septiembre del año 1939, que se ocuparon principalmente de las obras hidráulicas, como el canal del Bajo Guadalquivir, también conocido por el canal de los presos.
La mano de obra forzada de los batallones también fue utilizada por la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones especialmente en la reconstrucción de localidades muy dañadas por la guerra.
Los Batallones de Trabajadores y los batallones forzados tenían condiciones de vida y de trabajo muy duras lo que está en el origen de la fuerte mortalidad que se producía en ellos. Sus miembros solo pudieron acogerse a la Redención de penas por el trabajo.
Este era un sistema de trabajo forzado del que se beneficiaron importantes empresas privadas y permitía al preso reducir hasta un tercio su condena. Recibía una pequeña remuneración, aunque el 75 % de la misma se la quedaba la empresa en concepto de manutención y alojamiento.
Estos presos forzados que estaban condenados eran los que recibían esa redención, sin embargo, los que nunca habían sido condenados no tenían ninguna pena que redimir. Como dice el historiador Borja de Riquer. “La suya fue una retención ilegal y una solución arbitraria de represión extrajudicial”.
Entre las obras en las que estos prisioneros eran empleados como mano de obra se encuentran las reconstrucciones caso del pueblo de Belchite en la provincia de Zaragoza, los trabajos en minas de sal, la extracción de mercurio, la construcción de carreteras y de presas, y la excavación de canales.
Miles de prisioneros fueron usados en la construcción de la Prisión de Carabanchel, el Valle de los Caídos, el Arco de la Victoria y la Academia de Infantería de Toledo.
Posteriormente, este trabajo fue subcontratado a empresas privadas y terratenientes, quienes utilizaron a los prisioneros para mejorar sus propias propiedades, caso del general Queipo de Llano, que empleo cautivos de campos cercanos para su cortijo sevillano de Gambogaz.
Algunas de las obras construidas por los prisioneros de los campos destacan:
Canal del Bajo Guadalquivir, sus obras duraron hasta el año 1962, que usaban a prisioneros de los campos de concentración de Los Merinales y La Corchuela.
Presa y Canal de Montijo en la provincia de Badajoz, obra sobre el Río Guadiana, desde el año 1942 a 1945. Los presos se encontraban en la Colonia Penitenciaria Militarizada de Montijo en Badajoz.
Líneas de ferrocarril, como las de Zamora-La Coruña, Soria-Castejón, el Val de Zafán o el directo Madrid-Burgos.
Presas y pantanos, como los Embalses de Barrios de Luna en la provincia de León, Riosequillo en la provincia de Madrid, La Muedra-Cuerda del Pozo en la provincia de Soria, o El Cenajo en las provincias de Albacete y Murcia.
Los aeropuertos, como el de Santiago de Compostela, Valladolid o Sondica.
Entre los años 1939-1943, el doctor José María López de Riocerezo, que era un abogado penal franquista, ha estimado que la utilización de mano de obra forzada de prisioneros de estos campos y batallones de trabajadores aportó a distintas empresas privadas un beneficio de más de cien millones de pesetas que era una fortuna en aquellos tiempos.
La suma de campos de concentración y unidades de trabajos forzados creados por el bando sublevado durante la guerra y posteriormente en la Dictadura franquista se ha estimado la existencia cercana al millar de recintos a lo largo de toda la geografía española.
VIGILANCIA E INFORMACIÓN
Para mantener el control y recabar información sobre los prisioneros, se creó el Servicio de Investigación Criminal de los campos y, en junio del año 1938 un Servicio de Confidencia e Información con el objetivo de formar una red constituida por veinte delatores en cada batallón de trabajadores.
Los militares emplearon torturas y amenazas con el fin de captar confidentes entre los reclusos. Existen muchos testimonios denunciando que los propios sacerdotes ayudaban a los represores en esta labor, vulnerando el secreto de confesión para delatar e incriminar a personas desafectas.
Todo ello, sembraba la desconfianza en los campos y repercutía en la moral de los detenidos, aunque éstos trataron siempre de contrarrestar el miedo a sus captores con acciones de resistencia, incluso protagonizando numerosas fugas y de solidaridad entre ellos. Sirva como ejemplo compartir la escasa comida, ayudar en los trabajos a los más débiles o cuidar a los enfermos.
EL ADOCTRINAMIENTO
Una de las grandes misiones para las que se constituyeron los campos de concentración fue la reeducación de los internos, al menos de los considerados recuperables para la causa nacionalista.
Se utilizaron técnicas de sometimiento, humillación, propaganda y lavado de cerebro con el fin de lograr la progresiva deshumanización de los cautivos. Cada día eran obligados a formar un mínimo de tres veces, cantar el Cara al sol y otros himnos franquistas, así como saludar al modo fascista.
La figura del capellán era imprescindible en los campos de concentración. Se dio una identificación absoluta de métodos y objetivos entre la Iglesia, los golpistas y la posterior dictadura.
Los sacerdotes lanzaban amenazantes sermones a los prisioneros, resaltando su condición de rojos en las diversas clases patrióticas que impartían. No se respetaba en ningún momento la libertad religiosa de los detenidos.
La asistencia a misa era obligatoria, siendo la conversión de los internos uno de los principales objetivos. Un bautizo o primera comunión eran celebrados como un gran triunfo que era comunicado al mismísimo Franco.
El Centro de Documentación de la Resistencia Austriaca recogió testimonios de brigadistas internacionales que fueron coaccionados a oír misa a fuerza de latigazos y patadas.
El jesuita José Ángel Delgado Iribarren dice “En esos campos se les sometía a un régimen de vigilancia y reeducación, con la esperanza de reincorporarles un día a la vida social….”.
Después de sacarles la ficha clasificadora se les encuadraba en los batallones de trabajadores, donde se prolongaba esta labor, que podríamos llamar de desinfección, en el orden político y religioso.
LA PSIQUIATRIA FRANQUISTA
Los brigadistas internados en San Pedro de Cardeña fueron obligados a participar en estudios seudocientíficos preparados por Antonio Vallejo-Nájera, jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares del Ejército de Franco y conocido como “el Mengele español”. En esta labor fue ayudado por dos médicos, un criminólogo y dos asesores científicos alemanes.
Durante meses, los prisioneros sujetos a investigación fueron fotografiados, sometidos a la medición del cráneo y de otras partes del cuerpo, a pruebas de estrés y cuestionarios personales y de inteligencia.
Los resultados sirvieron para dar legitimidad a las extravagantes teorías de Vallejo-Nájera, coincidentes con las teorías eugenésicas y racistas entonces en boga en determinados círculos académicos, y con los preceptos del nacionalsocialismoalemán.
Este pseudopsiquiatra ya había escrito sobre:
- La regeneración de la raza española.
- La necesidad de una higiene racial y moral. Llegó incluso a sostener la existencia de un gen rojo, doctrinas, que acabarían justificando el exterminio que ejecutaría el franquismo y su tarea de reeducación y separación de niños de sus familias rojas para evitar que desarrollaran la enfermedad marxista.
Para Vallejo Nájera la democracia y el sufragio universal habían provocado la degeneración de las masas, como probaban los datos extraídos de esta investigación, que atribuían todo tipo de deficiencias y patologías a los brigadistas. Estas habían sido provocadas por el medio ambiente cultural y social norteamericano y el ambiente social sensual y pagano resultante.
Los internos de San Pedro también tuvieron que sufrir otras humillaciones. La prensa nacionalista publicó diversos reportajes sobre el campo de concentración de los soldados rojos de las Brigadas Internacionales, donde se calificaba a esos prisioneros de degenerados y criminales.
El Departamento Nacional de Cinematografía rodó allí un documental de propaganda con abundancia de primeros planos de los reclusos con apariencia asiática, mestiza, africana, etc. en secuencias de carácter degradante para éstos. La película terminaba con un cautivo realizando el saludo fascista con la mano extendida.
LA IGLESIA Y LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
Muchos edificios religiosos también fueron utilizados con este fin como hemos estado leyendo. Debemos mencionar el monasterio de San Salvador de Celorio en Asturias, el monasterio de la Merced de Huete en Cuenca, el de la Caridad en Ciudad Rodrigo provincia de Salamanca o el de San Clodio, en Ourense.
La Iglesia jugó un papel fundamental y muy activo como estamos viendo en esta tarea reeducativa de los prisioneros republicanos. Se reflejó claramente en los campos de concentración la identificación absoluta de métodos y objetivos entre la iglesia católica, los golpistas y la posterior dictadura.
La función del capellán nunca se echó de menos en estos recintos. Los sacerdotes lanzaban agresivos y amenazantes sermones a los prisioneros y ejercían de profesores en las clases patrióticas.
Se creó el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas en septiembre del año 1939, que se ocuparon principalmente de las obras hidráulicas, como el canal del Bajo Guadalquivir, también conocido por el canal de los presos.
La mano de obra forzada de los batallones también fue utilizada por la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones especialmente en la reconstrucción de localidades muy dañadas por la guerra.
Los Batallones de Trabajadores y los batallones forzados tenían condiciones de vida y de trabajo muy duras lo que está en el origen de la fuerte mortalidad que se producía en ellos. Sus miembros solo pudieron acogerse a la Redención de penas por el trabajo.
Este era un sistema de trabajo forzado del que se beneficiaron importantes empresas privadas y permitía al preso reducir hasta un tercio su condena. Recibía una pequeña remuneración, aunque el 75 % de la misma se la quedaba la empresa en concepto de manutención y alojamiento.
Estos presos forzados que estaban condenados eran los que recibían esa redención, sin embargo, los que nunca habían sido condenados no tenían ninguna pena que redimir. Como dice el historiador Borja de Riquer. “La suya fue una retención ilegal y una solución arbitraria de represión extrajudicial”.
Entre las obras en las que estos prisioneros eran empleados como mano de obra se encuentran las reconstrucciones caso del pueblo de Belchite en la provincia de Zaragoza, los trabajos en minas de sal, la extracción de mercurio, la construcción de carreteras y de presas, y la excavación de canales.
Miles de prisioneros fueron usados en la construcción de la Prisión de Carabanchel, el Valle de los Caídos, el Arco de la Victoria y la Academia de Infantería de Toledo.
Posteriormente, este trabajo fue subcontratado a empresas privadas y terratenientes, quienes utilizaron a los prisioneros para mejorar sus propias propiedades, caso del general Queipo de Llano, que empleo cautivos de campos cercanos para su cortijo sevillano de Gambogaz.
Algunas de las obras construidas por los prisioneros de los campos destacan:
Canal del Bajo Guadalquivir, sus obras duraron hasta el año 1962, que usaban a prisioneros de los campos de concentración de Los Merinales y La Corchuela.
Presa y Canal de Montijo en la provincia de Badajoz, obra sobre el Río Guadiana, desde el año 1942 a 1945. Los presos se encontraban en la Colonia Penitenciaria Militarizada de Montijo en Badajoz.
Líneas de ferrocarril, como las de Zamora-La Coruña, Soria-Castejón, el Val de Zafán o el directo Madrid-Burgos.
Presas y pantanos, como los Embalses de Barrios de Luna en la provincia de León, Riosequillo en la provincia de Madrid, La Muedra-Cuerda del Pozo en la provincia de Soria, o El Cenajo en las provincias de Albacete y Murcia.
Los aeropuertos, como el de Santiago de Compostela, Valladolid o Sondica.
Entre los años 1939-1943, el doctor José María López de Riocerezo, que era un abogado penal franquista, ha estimado que la utilización de mano de obra forzada de prisioneros de estos campos y batallones de trabajadores aportó a distintas empresas privadas un beneficio de más de cien millones de pesetas que era una fortuna en aquellos tiempos.
La suma de campos de concentración y unidades de trabajos forzados creados por el bando sublevado durante la guerra y posteriormente en la Dictadura franquista se ha estimado la existencia cercana al millar de recintos a lo largo de toda la geografía española.
VIGILANCIA E INFORMACIÓN
Para mantener el control y recabar información sobre los prisioneros, se creó el Servicio de Investigación Criminal de los campos y, en junio del año 1938 un Servicio de Confidencia e Información con el objetivo de formar una red constituida por veinte delatores en cada batallón de trabajadores.
Los militares emplearon torturas y amenazas con el fin de captar confidentes entre los reclusos. Existen muchos testimonios denunciando que los propios sacerdotes ayudaban a los represores en esta labor, vulnerando el secreto de confesión para delatar e incriminar a personas desafectas.
Todo ello, sembraba la desconfianza en los campos y repercutía en la moral de los detenidos, aunque éstos trataron siempre de contrarrestar el miedo a sus captores con acciones de resistencia, incluso protagonizando numerosas fugas y de solidaridad entre ellos. Sirva como ejemplo compartir la escasa comida, ayudar en los trabajos a los más débiles o cuidar a los enfermos.
EL ADOCTRINAMIENTO
Una de las grandes misiones para las que se constituyeron los campos de concentración fue la reeducación de los internos, al menos de los considerados recuperables para la causa nacionalista.
Se utilizaron técnicas de sometimiento, humillación, propaganda y lavado de cerebro con el fin de lograr la progresiva deshumanización de los cautivos. Cada día eran obligados a formar un mínimo de tres veces, cantar el Cara al sol y otros himnos franquistas, así como saludar al modo fascista.
La figura del capellán era imprescindible en los campos de concentración. Se dio una identificación absoluta de métodos y objetivos entre la Iglesia, los golpistas y la posterior dictadura.
Los sacerdotes lanzaban amenazantes sermones a los prisioneros, resaltando su condición de rojos en las diversas clases patrióticas que impartían. No se respetaba en ningún momento la libertad religiosa de los detenidos.
La asistencia a misa era obligatoria, siendo la conversión de los internos uno de los principales objetivos. Un bautizo o primera comunión eran celebrados como un gran triunfo que era comunicado al mismísimo Franco.
El Centro de Documentación de la Resistencia Austriaca recogió testimonios de brigadistas internacionales que fueron coaccionados a oír misa a fuerza de latigazos y patadas.
El jesuita José Ángel Delgado Iribarren dice “En esos campos se les sometía a un régimen de vigilancia y reeducación, con la esperanza de reincorporarles un día a la vida social….”.
Después de sacarles la ficha clasificadora se les encuadraba en los batallones de trabajadores, donde se prolongaba esta labor, que podríamos llamar de desinfección, en el orden político y religioso.
LA PSIQUIATRIA FRANQUISTA
Los brigadistas internados en San Pedro de Cardeña fueron obligados a participar en estudios seudocientíficos preparados por Antonio Vallejo-Nájera, jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares del Ejército de Franco y conocido como “el Mengele español”. En esta labor fue ayudado por dos médicos, un criminólogo y dos asesores científicos alemanes.
Durante meses, los prisioneros sujetos a investigación fueron fotografiados, sometidos a la medición del cráneo y de otras partes del cuerpo, a pruebas de estrés y cuestionarios personales y de inteligencia.
Los resultados sirvieron para dar legitimidad a las extravagantes teorías de Vallejo-Nájera, coincidentes con las teorías eugenésicas y racistas entonces en boga en determinados círculos académicos, y con los preceptos del nacionalsocialismoalemán.
Este pseudopsiquiatra ya había escrito sobre:
- La regeneración de la raza española.
- La necesidad de una higiene racial y moral. Llegó incluso a sostener la existencia de un gen rojo, doctrinas, que acabarían justificando el exterminio que ejecutaría el franquismo y su tarea de reeducación y separación de niños de sus familias rojas para evitar que desarrollaran la enfermedad marxista.
Para Vallejo Nájera la democracia y el sufragio universal habían provocado la degeneración de las masas, como probaban los datos extraídos de esta investigación, que atribuían todo tipo de deficiencias y patologías a los brigadistas. Estas habían sido provocadas por el medio ambiente cultural y social norteamericano y el ambiente social sensual y pagano resultante.
Los internos de San Pedro también tuvieron que sufrir otras humillaciones. La prensa nacionalista publicó diversos reportajes sobre el campo de concentración de los soldados rojos de las Brigadas Internacionales, donde se calificaba a esos prisioneros de degenerados y criminales.
El Departamento Nacional de Cinematografía rodó allí un documental de propaganda con abundancia de primeros planos de los reclusos con apariencia asiática, mestiza, africana, etc. en secuencias de carácter degradante para éstos. La película terminaba con un cautivo realizando el saludo fascista con la mano extendida.
LA IGLESIA Y LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
Muchos edificios religiosos también fueron utilizados con este fin como hemos estado leyendo. Debemos mencionar el monasterio de San Salvador de Celorio en Asturias, el monasterio de la Merced de Huete en Cuenca, el de la Caridad en Ciudad Rodrigo provincia de Salamanca o el de San Clodio, en Ourense.
La Iglesia jugó un papel fundamental y muy activo como estamos viendo en esta tarea reeducativa de los prisioneros republicanos. Se reflejó claramente en los campos de concentración la identificación absoluta de métodos y objetivos entre la iglesia católica, los golpistas y la posterior dictadura.
La función del capellán nunca se echó de menos en estos recintos. Los sacerdotes lanzaban agresivos y amenazantes sermones a los prisioneros y ejercían de profesores en las clases patrióticas.
¡Vaya tela la que nos has montado, chico no cambias por mucho que pase el tiempo, siempre serás el eterno personaje de las cavernas, ya estamos en el siglo XXI.
Triana estos personajes obsesivos son muy peligrosos, tiene obsesión con el tema dichoso y si pudiera
no sabes donde podría llegar en su obsesión no quiere olvidar como hicimos los españoles, sigue obsesionado
con la misma matraca, quizá su pobre familia sufrio mucho.
Este obsesivo personaje solo ha leido una parte de la historia le falta contarnos la de los otros que fueron
los que <<empezaron el melón>> dile al obsesivo que lea los campos de trabajo de Turón en Granada donde los rojos
o republicanos llevaron a todos los empresarios despues de quitarle sus propiedades.
Si tanto quiere saber de la historia y nos machaca con sus historias que la lea completa.
Triana ¿quien es este tal Ferisa? escribe poco pero no sale del tema se ve que es el unico que relee para luego
dar por saco con lo mismo, debería de cambiar leer un poco de los otros e ilustrarnos con otra versión
no siempre con la misma <<va a piñon fijo>> este se cree que esta descubriendo America (600 años) como si los demas
no supieramos nada no comprende que esta mas que olvidado, mira obsesivo dedicate al presente de una puñetera vez
deja de dar la machaca de hace 90 años dejate de OBSESIONES.
manuel
no sabes donde podría llegar en su obsesión no quiere olvidar como hicimos los españoles, sigue obsesionado
con la misma matraca, quizá su pobre familia sufrio mucho.
Este obsesivo personaje solo ha leido una parte de la historia le falta contarnos la de los otros que fueron
los que <<empezaron el melón>> dile al obsesivo que lea los campos de trabajo de Turón en Granada donde los rojos
o republicanos llevaron a todos los empresarios despues de quitarle sus propiedades.
Si tanto quiere saber de la historia y nos machaca con sus historias que la lea completa.
Triana ¿quien es este tal Ferisa? escribe poco pero no sale del tema se ve que es el unico que relee para luego
dar por saco con lo mismo, debería de cambiar leer un poco de los otros e ilustrarnos con otra versión
no siempre con la misma <<va a piñon fijo>> este se cree que esta descubriendo America (600 años) como si los demas
no supieramos nada no comprende que esta mas que olvidado, mira obsesivo dedicate al presente de una puñetera vez
deja de dar la machaca de hace 90 años dejate de OBSESIONES.
manuel