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EL GENERAL YAGÜE, EL CARNICERO DE BADAJOZ

La madrugada del 14 al 15 de Agosto de 1936 las calles de Badajoz se llenaban de sangre. La masacre que se desarrolló en la ciudad de Badajoz, dirigida por la Columna de la Muerte, al mando del teniente coronel Yagüe, fue una de las primeras evidencias ante el mundo, de la política de exterminio del adversario, programado por los militares golpistas.

Antecedentes históricos

En Septiembre de 1932 el gobierno de la II República aprobaba la Ley de Reforma Agraria, Ley 265/1932 de 21 de Septiembre, que básicamente trataba de la ocupación y rentabilización de la tierra infrautilizada propiedad de los terratenientes y latifundistas, por el campesinado.

Por diversas circunstancias, está ocupación no se hizo efectiva en Extremadura hasta Marzo de 1936, un mes después del triunfo del Frente Popular en las elecciones generales de Febrero.

El 25 de Marzo de 1936, ochenta mil campesinos extremeños procedieron de forma pacífica y sin incidentes de relieve a la ocupación de unas 250.000 hectáreas de tierra. Si bien el gobierno censuró esta ocupación por haber excedido lo estipulado con arreglo a ley, los cuatro potentados propietarios de la tierra, una vez iniciada la guerra civil, consecuencia de la intentona golpista del ejército sublevado, con el soporte de la siempre omnipresente Iglesia Católica, mostraron su descontento a las autoridades militares franquistas que con la ayuda del fascismo internacional andaban a la conquista de territorios.

Estas quejas tuvieron su respuesta la noche-madrugada del 14 de Agosto con la entrada de las tropas del General Juan Yagüe en Badajoz. El 15 por la mañana las calles de la ciudad eran ríos de sangre. En una noche el 10% de la población había sido pasada literalmente a cuchillo. En esa época, Badajoz contaba con unos 40.000 habitantes y se calcula que entre hombres, mujeres y niños fueron asesinadas entre dos y cuatro mil personas en una sola noche, ejecuciones por fusilamiento en los días posteriores a parte.

La masacre de Badajoz se produjo en los días posteriores a la Batalla de Badajoz, durante la Guerra Civil Española, y fue el resultado de la represión ejercida por el fascismo contra civiles y militares defensores de la II República, tras la toma de la ciudad de Badajoz por las fuerzas sublevadas contra la II República española, que se llevó a cabo el 14 de agosto de 1936 por la noche y el 15 de agosto de 1936 por la mañana.

El 10 de agosto alcanzó Mérida, ciudad que ocupó al día siguiente y donde se fusionaron los ejércitos nacionales del Norte y del Sur. Tres días después, y tras una enconada batalla que causó grandes pérdidas en sus tropas, entró en Badajoz, sometiendo a la población a una durísima represión. Seguidamente conquistó las localidades de Navalmoral de la Mata, Talavera de la Reina y Maqueda.

El 13 de agosto los nacionales alcanzaron la ciudad, situaron sus ofensivas en tres zonas estratégicas, la brecha abierta en la muralla localizada junto al actual parque de los Legionarios donde estaban situados los que su mismo nombre indica, la Legión, la brecha abierta en lo que se conoce como la carretera de la Circunvalación junto al puente de la Autonomía donde se encontraban los moros y la brecha abierta en la conocida como avenida de Huelva, junto al Instituto Zurbarán donde se encontraban los falangistas y demás sublevados. La Alcazaba de Badajoz parecía un fuerte muy difícil de alcanzar para Yagüe. Los obuses eran lanzados y volaban por encima de las cabeza de las personas que vivían junto a la estación de trenes, todo el que intentaba escapar hacia Portugal, al entrar los nacionales en la ciudad, era detenido y enviado de vuelta por los militares de Salazar. Al amanecer del día 14, la artillería rebelde abrió fuego contra las murallas de Badajoz. Este intenso bombardeo, con aviones alemanes e italianos, duró varias horas y destrozó las murallas y las viviendas de los alrededores.

Las estimaciones más comunes apuntan que entre 1800 y 4000 personas fueron ejecutadas, en unos hechos calificados por varias asociaciones de derechos humanos como crímenes contra la humanidad. También se denunciaron estos hechos como genocidio en 2007. La denuncia ante la Audiencia Nacional no prosperó al encontrarse fallecidos los máximos responsables de la matanza y ser un delito que no estaba tipificado cuando se cometió.

EL CARNICERO DE BADAJOZ

Yagüe tomó parte en la represión de la revolución de Asturias de 1934, al mando de tropas expedicionarias marroquíes. Fue un fervoroso falangista y amigo personal de José Antonio Primo de Rivera.

En febrero de 1936 ocupó el cargo de jefe de la 2ª Bandera de la Legión destacada en Dar Riffien, acuartelamiento cercano a Ceuta, donde hizo de enlace entre el general Emilio Mola y el grupo de militares destinados en África que conspiraban contra la República instaurada en España; al tiempo que comenzó a actuar como agente oficioso del general Franco.

A principios de junio del mismo año rechazó el cargo de agregado militar en una embajada que le ofreció Santiago Casares Quiroga, presidente del Gobierno y ministro de la Guerra. El 17 de julio de 1936 se sublevó contra el Gobierno republicano tomando sin dificultad la plaza de Ceuta, donde se encontraba destinado, y haciéndose días después con el mando supremo de la Legión. Más tarde se trasladó a Sevilla y se puso al frente de las columnas que iniciaban su marcha hacia Madrid.

La legión

El nacimiento de la Legión Española en 1920 obedece a un proyecto del entonces teniente coronel de Infantería Millán Astray. Con el nombre original de Tercio de Extranjeros –ahora encuadrado en las fuerzas del ejército de tierra español– serviría como fuerza de choque en la dura guerra de Marruecos. La contienda africana estuvo marcada por una violencia extrema que definiría el terror represor del franquismo.

Es, según Paul Preston, «la persona que más influencia ejerció en la formación moral e ideológica de Francisco Franco». Contribuyó «al ideario violento de la extrema derecha española» con la creación del cuerpo copiado de la Legión extranjera francesa donde «institucionalizó y evangelizó –cita el historiador en Las tres Españas del 36– los valores brutales y embrutecedores con que Franco libró y ganó la guerra civil española».

REPERCUSIONES DE LA MASACRE

Fue una matanza fotografiada y explicada al mundo. Los sublevados se dieron cuenta del error y fabricaron noticias falsas donde se negaban todos los sucesos. Pero no se pudieron negar la evidencia.

“La batalla de Badajoz fue de las más cruentas de la campaña. El 14 de agosto de 1936 se produjo el asalto de la Legión contra las murallas de la ciudad. La batalla se alargó hasta que anocheció, y tras lo cual las fuerzas del Ejército de África desencadenaron una sangrienta represión. Algunas fuentes hablan de 2.000 y 4.000 civiles ejecutados. La magnitud de la matanza se trasluce, en mayores proporciones, en la respuesta que Yagüe le dio al periodista John T. Whitaker, del New York Herald Tribune, cuando éste le interrogó sobre lo sucedido: “Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Iba a llevar 4.000 prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?”.

La masacre de Badajoz tuvo una gran influencia en el desarrollo de la guerra. La publicación en la prensa extranjera de estos sucesos ocasionó que Franco a partir de entonces ordenase el cese de matanzas que pudieran tener gran trascendencia mediática y perjudicase la imagen de los sublevados.

Extremadura, tierra de donde el tiempo transcurre lentamente
donde el presente y el pasado se unen y se mezclan siendo un solo ser
No cesará la alondra ensangrentada en su furioso canto
Recordando lo que pasó, las heridas en esta tierra siguen abiertas

Llorando en silencio por lo que pasó, por lo que sufrieron y callaron sus gentes
por aquellos que traicionaron con sus actos al pueblo que juraron defender
sangre, lágrimas y sudor mezcladas con el polvo del tiempo y los enmudecidos llantos
de épocas cercanas ahora ya olvidadas, hojas en la historia, palabras desiertas

Bajo un bramido de campanas, crece la ejecución, gime el acero
castigando a aquellos que por su dignidad y libertad se levantaron en primavera
un 25 de marzo, reclamando Pan, Trabajo y Tierras para los jornaleros
recordando que la tierra es para quien la trabaja, la clase obrera

No cesará la alondra ensangrentada en su furioso canto recordando la huella
de Yagüé y los militares traidores a la democracia y al pueblo trabajador
que ahogaron en sangre estas tierras, sembrando muerte, dejando mella
instaurando años de represión, de miedo, de silencio y de dolor

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