Estimada Raiola, no hay nada que perdonar, no cometes ninguna falta, y se que lo dices con toda la buena voluntad del mundo! Ya hace cerca de dos años que te leo, y de cierta manera te conozco algo, por lo menos algo de tu forma y manera de ver las cosas y que eres una persona seria y consecuente!
Raiola este tema no lo abrí yo, como no he abierto ningún otro. Por lo que veo no has debido leer un relato que hago en unos de mis mensajes. La pequeña historia de un patrón panadero a quien, a principio de la guerra todas las mujeres del barrio se habían jurado meterlo en el horno en cuanto se acabara la guerra, creyendo que temprano o tarde la República ganaría! No fue así, como lo sabemos bien, y murió de un cáncer de garganta. Sus hijos eran amigos nuestros mio y mi marido, entonces niños. Pasados los años, casados, con hijos, vivíamos en Tetuan, la ciudad que menciona Dueñas en su libro “Entre Costuras”, se presentó uno de los hijos de aquel causante de tantas muertes entre las de un tío mio. Necesitaba alguien que le facilitara que le recibiera el Alto Comisario en Marruecos, y nosotros, mi marido sobre todo, le facilitó esa entrevista, y llegó a conseguir un buen puesto. En mi anterior escrito dije lo que digo ahora; “no sé lo que el hubiera hecho en nuestro lugar, ¡pero que importa!.
De otra parte, el padre de mi mejor amigo, era falangista y también murió en la guerra! Eso no impidió que fuera el padrino de uno de mis hijos!
La persona que mas quiero, con verdadero cariño – lo he referido alguna veces- es una tía mía, porque siempre fue adorable. Y sus ideas no eran y de muy lejos las que yo podía resentir, pero en mis visitas lo primero que siempre veo es una estatua en bronce del que firmo la condena de muerte de mi padre; y eso no quita que si habla de mi padre, lo hace con admiración y ternura!
Raiola en mi familia hubo de los dos lados, uno murió en bando franquista sin tener esa idea, otro mutilado en el mismo campo sin ideas, un tío, importante patrón y falangista, otro en la policía franquista, y un tío asesinado vilmente el 18 por la noche, y mi padre un diciembre de 1939 por ser fiel a la República!
Pero, Raiola, yo no estoy por un revanchismo ni nada de eso, pero si porque esa historia no quede como ya que contaron durante tantos años, que equivocaron a tantas generaciones.
Y estoy, bien seguro, del lado de los que aun buscan a sus familiares!
Y si, me ha indignado, cuando ese indigno alcalde abulense ha procedido de tal manera con esas tres mujeres y seis hombres asesinados en el 36 que descansaban, después de tantos años de olvido, en una tumba, y los saca para echarlos en una fosa común, ¿no es para indignarse? ¿No es a gente como esa a quienes hay que decirles ¡Basta ya, dejen que entierren bien a sus muertos!
Yo llevo cerca de tres años buscando el de mi padre, pero claro no es el padre de los otros!
Yo también te abrazo, Raiola, y perdona si soy muy brusca y larga mi respuesta, pero lo que cuento es la realidad, no invento nada!
Raiola este tema no lo abrí yo, como no he abierto ningún otro. Por lo que veo no has debido leer un relato que hago en unos de mis mensajes. La pequeña historia de un patrón panadero a quien, a principio de la guerra todas las mujeres del barrio se habían jurado meterlo en el horno en cuanto se acabara la guerra, creyendo que temprano o tarde la República ganaría! No fue así, como lo sabemos bien, y murió de un cáncer de garganta. Sus hijos eran amigos nuestros mio y mi marido, entonces niños. Pasados los años, casados, con hijos, vivíamos en Tetuan, la ciudad que menciona Dueñas en su libro “Entre Costuras”, se presentó uno de los hijos de aquel causante de tantas muertes entre las de un tío mio. Necesitaba alguien que le facilitara que le recibiera el Alto Comisario en Marruecos, y nosotros, mi marido sobre todo, le facilitó esa entrevista, y llegó a conseguir un buen puesto. En mi anterior escrito dije lo que digo ahora; “no sé lo que el hubiera hecho en nuestro lugar, ¡pero que importa!.
De otra parte, el padre de mi mejor amigo, era falangista y también murió en la guerra! Eso no impidió que fuera el padrino de uno de mis hijos!
La persona que mas quiero, con verdadero cariño – lo he referido alguna veces- es una tía mía, porque siempre fue adorable. Y sus ideas no eran y de muy lejos las que yo podía resentir, pero en mis visitas lo primero que siempre veo es una estatua en bronce del que firmo la condena de muerte de mi padre; y eso no quita que si habla de mi padre, lo hace con admiración y ternura!
Raiola en mi familia hubo de los dos lados, uno murió en bando franquista sin tener esa idea, otro mutilado en el mismo campo sin ideas, un tío, importante patrón y falangista, otro en la policía franquista, y un tío asesinado vilmente el 18 por la noche, y mi padre un diciembre de 1939 por ser fiel a la República!
Pero, Raiola, yo no estoy por un revanchismo ni nada de eso, pero si porque esa historia no quede como ya que contaron durante tantos años, que equivocaron a tantas generaciones.
Y estoy, bien seguro, del lado de los que aun buscan a sus familiares!
Y si, me ha indignado, cuando ese indigno alcalde abulense ha procedido de tal manera con esas tres mujeres y seis hombres asesinados en el 36 que descansaban, después de tantos años de olvido, en una tumba, y los saca para echarlos en una fosa común, ¿no es para indignarse? ¿No es a gente como esa a quienes hay que decirles ¡Basta ya, dejen que entierren bien a sus muertos!
Yo llevo cerca de tres años buscando el de mi padre, pero claro no es el padre de los otros!
Yo también te abrazo, Raiola, y perdona si soy muy brusca y larga mi respuesta, pero lo que cuento es la realidad, no invento nada!