Dice Quevedo
Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan.
El
amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que le llamen.
El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.
Las palabras son como monedas, que una vale por muchas como muchas no valen por una.
El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor.
Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.
Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho.
Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se debe mostrar.
El ánimo que piensa en lo que puede temer, empieza a temer en lo que puede pensar.