No es dichoso aquél a quien la fortuna no puede dar más, sino aquel a quien no puede quitar nada.
El avaro visita su tesoro por traerle a la memoria que es su dueño, carcelero de su moneda
(Quevedo)
El avaro visita su tesoro por traerle a la memoria que es su dueño, carcelero de su moneda
(Quevedo)