La vida es como una leyenda, no importa que sea larga, sino que este bien narrada.
La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla.
La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas oportunidad.
La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.
El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.
El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.
Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo.
La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.
Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
No basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad.
La esperanza es el sueño del hombre despierto.
Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.
Aristóteles.
La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla.
La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere ningún motivo para ser practicada, apenas oportunidad.
La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas.
El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.
El sabio no dice todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice.
Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo.
La inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.
Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.
No basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad.
La esperanza es el sueño del hombre despierto.
Sólo hay felicidad donde hay virtud y esfuerzo serio, pues la vida no es un juego.
Aristóteles.