Delgado se resiste a dimitir tras dar cuatro versiones.
Admite ahora que coincidió en tres ocasiones con el comisario imputado y le acusa de «atacar al Estado»
Nati Villanueva.
Luis P. Arechederra.
Madrid.
Actualizado:
25/09/2018 08:32h.
No sólo se conocían sino que la relación que mantenían era de tal confianza que no había límites a la hora de abordar tanto asuntos de la Audiencia Nacional como otros de índole personal. Los encuentros entre la ministra Dolores Delgado -y su compañero de andanzas y amigo, el exjuez Baltasar Garzón- con el círculo policial pseudomafioso liderado por el excomisario José Villarejo ha puesto contra las cuerdas a la titular de Justicia, que será reprobada previsiblemente hoy y sobre la que ya se reclama la dimisión.
A la ilegalidad que supondría su mediación con Villarejo en un proceso de extradición, si se llega a demostrar, se suma que haya mentido al negar su relación con miembros del entramado parapolicial con el que compartía comidas y confidencias. El Ministerio de Justicia difundió ayer la cuarta versión de Delgado sobre su trato con el comisario jubilado, que se encuentra encarcelado por su trama de coacciones. Delgado admite ahora que coincidió con Villarejo «en tres ocasiones» en encuentros en los que participaron «otros mandos policiales y cargos judiciales».
En el comunicado, la ministra se presenta como una víctima del comisario jubilado y anuncia que comparecerá en el Congreso de los Diputados por petición propia. «Su estrategia procesal es atacar al Estado y sus instituciones», manifiesta la titular de Justicia, que recuerda que el excomisario primero «cargó contra la Jefatura del Estado» con las grabaciones de Corinna que afectaron al Rey Juan Carlos. Villarejo, ahora repudiado por todos, lideró las «cloacas del Estado» desde sus cargos policiales, en los que se mantuvo con Gobiernos del PP y PSOE.
Admite ahora que coincidió en tres ocasiones con el comisario imputado y le acusa de «atacar al Estado»
Nati Villanueva.
Luis P. Arechederra.
Madrid.
Actualizado:
25/09/2018 08:32h.
No sólo se conocían sino que la relación que mantenían era de tal confianza que no había límites a la hora de abordar tanto asuntos de la Audiencia Nacional como otros de índole personal. Los encuentros entre la ministra Dolores Delgado -y su compañero de andanzas y amigo, el exjuez Baltasar Garzón- con el círculo policial pseudomafioso liderado por el excomisario José Villarejo ha puesto contra las cuerdas a la titular de Justicia, que será reprobada previsiblemente hoy y sobre la que ya se reclama la dimisión.
A la ilegalidad que supondría su mediación con Villarejo en un proceso de extradición, si se llega a demostrar, se suma que haya mentido al negar su relación con miembros del entramado parapolicial con el que compartía comidas y confidencias. El Ministerio de Justicia difundió ayer la cuarta versión de Delgado sobre su trato con el comisario jubilado, que se encuentra encarcelado por su trama de coacciones. Delgado admite ahora que coincidió con Villarejo «en tres ocasiones» en encuentros en los que participaron «otros mandos policiales y cargos judiciales».
En el comunicado, la ministra se presenta como una víctima del comisario jubilado y anuncia que comparecerá en el Congreso de los Diputados por petición propia. «Su estrategia procesal es atacar al Estado y sus instituciones», manifiesta la titular de Justicia, que recuerda que el excomisario primero «cargó contra la Jefatura del Estado» con las grabaciones de Corinna que afectaron al Rey Juan Carlos. Villarejo, ahora repudiado por todos, lideró las «cloacas del Estado» desde sus cargos policiales, en los que se mantuvo con Gobiernos del PP y PSOE.