Aires de sultanato...

Aires de sultanato

Enric Juliana
12/03/2021
Varios actores pueden moldear el tiempo político en España según su conveniencia: el presidente del Gobierno y los presidentes de casi todas las autonomías.

La llave más grande se halla en el bolsillo del presidente del Gobierno central, evidentemente, ya que puede adelantar las elecciones generales. Los presidentes del País Vasco, Catalunya, Galicia y Andalucía (la denominadas autonomías históricas) poseen una llave niquelada que además de convocar elecciones abre un nuevo mandato de cuatro años.

En ningún otro país europeo es tan fácil adelantar unas elecciones regionales como en España
Los presidentes de Asturias, Cantabria, Castilla-La Mancha, La Rioja, Madrid y Murcia, cuyos estatutos se reformaron en 1996, poseen una llave más pequeña: pueden convocar comicios, sin cancelar la legislatura, que sigue su curso. Conviene retener este dato para entender mejor la maniobra de Isabel Díaz Ayuso, puesto que en la Comunidad de Madrid se volverán a celebrar elecciones entre mayo y junio del 2023, cuando expire el mandato. En ese momento se celebrarán elecciones municipales en toda España y comicios autonómicos en 12 comunidades.

Finalmente hay un grupo de siete presidentes con una llave de última generación que puede adelantar elecciones abriendo legislatura. Esta facultad la tienen hoy Aragón, Baleares, Canarias, Castilla y León, Comunitat Valenciana, Extremadura y Navarra, cuyos estatutos fueron reformados en el 2006, bajo la sombra del nuevo y malogrado Estatut de Catalunya. En este grupo reforzado, solo la autonomía valenciana ha hecho uso de la nueva prerrogativa.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante un paseo por Pozuelo de Alarcón
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante un paseo por Pozuelo de Alarcón Europa Press
Evidentemente, no es lo mismo adelantar elecciones en Madrid que en Canarias. Por su historia, peso y tamaño, Madrid, Catalunya, Andalucía, Euskadi, Galicia y Valencia son capaces de detener o ralentizar el tiempo político en la medida que sus elecciones pueden modificar la correlación de fuerzas general. Lo acabamos de ver en Catalunya. Lo veremos pronto en Madrid.

Esa potestad está derivando en España hacia un cierto despotismo oriental. Aires de sultanato. La amenaza de disolución ya forma parte del tactismo ordinario. El adelanto electoral está dejando de ser un recurso extraordinario para convertirse en amenaza recurrente. En Catalunya, JxCat y ERC estuvieron jugando al ratón y al gato durante más de un año, hasta que la pasada legislatura se les fue literalmente de las manos. (En realidad, ERC y el gen convergente llevan más de diez años agarrados en un combate de judo sin fin, que ha dejado a Catalunya exhausta). En Madrid, la disolución es fruto de una maniobra de madrugada, que tiene como principal objetivo reventar a Ciudadanos, partido que se ha atrevido a romper la disciplina de bloque de la derecha con una moción de censura en Murcia que no es seguro que prospere.

No es un escenario muy europeo. En la federal Alemania hay una gran diversidad de normativas. Algunos länder (Hesse, Schleswig-Holstein, Hamburgo, Berlín, Baja Sajonia y Baviera, por ejemplo) disponen de mecanismos de disolución de los parlamentos, pero no es una competencia personal y exclusiva de los ministros-presidentes. El presidente de Baviera no se levanta una mañana y dice: "Voy a adelantar elecciones, a ver si hundo a los verdes, que los veo flojos". Lo que está sucediendo en estos momentos en España no se ha producido nunca en la República Federal de Alemania. En Italia solo se pueden adelantar elecciones en una región si el presidente (elegido por votación directa) presenta la dimisión, cosa no muy frecuente, puesto que es una señal de fracaso. Con fama de maniobreros, los italianos aún no han entrado en la fase de las dimisiones tácticas para llevar la guerra de guerrillas a la escala regional. En la centralizada Francia, ni en sueños un presidente regional puede adelantar elecciones. Si un consejo regional francés se convierte en ingobernable, el Gobierno central puede disolverlo y convocar elecciones. Portugal lo ha resuelto de otra manera: no tiene gobiernos regionales, excepto en las islas Azores y Madeira.

España, país que no sabe ser federal, es el que reparte más juego. España, país de juntas y guerrillas, es una democracia que hoy fabrica más política de la que puede asimilar.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Políticamente España es un desastre. Prácticamente, hay responsabilidades, pero no hay respondables.