Nicolás acarició la varita y volvió a ser invisible. El mago se enfureció de nuevo al ver cómo se le esfumaba Nicolás entre las manos. Iba con tanta furia que se chocó con un gran árbol que había cerca pero que no vio al estar ciego de ira.
Quedó inconsciente no se sabe cuanto tiempo pero el sufiente para que Nicolás encontrase el huevo del dragón y se encaminase hacia donde había dejado a su linda mariposita, Majestuosa.
Ahora ya con el huevo en la mano pronunció las palabras mágicas y Majestuosa volvió a ser Elsa todo el día. Las alas que había llevado la niña quedaron en el suelo y Elsa las recogió y las guardó como recuerdo de su etapa de mariposa, ya que fue muchos ratos dichosa, volando de flor en flor y disfrutando de los prados mágicos que visitaba en sus vuelos.
No se sabe cuánto pudo durar la felicidad de los enamorados pues la historia se acaba aquí, y les pertenecía por fin algo de intimidad para quererse y disfrutar de la vida, que ya no debío ser muy larga pues el cautiverio de Elsa había durado mucho tiempo. Demasiado.
En cuanto al mago había sido tan malvado que acabó siendo víctima de sus propios hechizos. En realidad no era un mago sino un sapo. Necesitaba el libro urgentemente porque él mismo se hechizó. Era tan torpe que no aprendió las palabras pero su tiempo se acababa...
Así quedó en este campo de margaritas secándose al sol.
FIN ... (ver texto completo)
Quedó inconsciente no se sabe cuanto tiempo pero el sufiente para que Nicolás encontrase el huevo del dragón y se encaminase hacia donde había dejado a su linda mariposita, Majestuosa.
Ahora ya con el huevo en la mano pronunció las palabras mágicas y Majestuosa volvió a ser Elsa todo el día. Las alas que había llevado la niña quedaron en el suelo y Elsa las recogió y las guardó como recuerdo de su etapa de mariposa, ya que fue muchos ratos dichosa, volando de flor en flor y disfrutando de los prados mágicos que visitaba en sus vuelos.
No se sabe cuánto pudo durar la felicidad de los enamorados pues la historia se acaba aquí, y les pertenecía por fin algo de intimidad para quererse y disfrutar de la vida, que ya no debío ser muy larga pues el cautiverio de Elsa había durado mucho tiempo. Demasiado.
En cuanto al mago había sido tan malvado que acabó siendo víctima de sus propios hechizos. En realidad no era un mago sino un sapo. Necesitaba el libro urgentemente porque él mismo se hechizó. Era tan torpe que no aprendió las palabras pero su tiempo se acababa...
Así quedó en este campo de margaritas secándose al sol.
FIN ... (ver texto completo)